A finales de la primavera, estaba quitando unos matorrales del bosque donde vivo, y al presionar lo que había cortado para hacer una pila, una rama seca que se había doblado retrocedió con fuerza y me golpeó en el ojo. El dolor inicial y el shock me tomaron desprevenido. Lo primero que pensé fue que me había herido gravemente el ojo y podía haberme dañado la visión.
Entonces recordé una declaración de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Los accidentes son desconocidos para Dios, o la Mente inmortal, y tenemos que abandonar la base mortal de la creencia y unirnos con la Mente única, a fin de cambiar la noción de la casualidad por el sentido correcto de la infalible dirección de Dios y así sacar a luz la armonía” (pág. 424).
Esto me aseguró que cualquiera fuera la situación, yo estaba en realidad bajo el gobierno armonioso de Dios. Mis temores se calmaron, y pude seguir trabajando. Sin embargo, más tarde el dolor y la irritación en el ojo se volvieron abrumadores. No podía trabajar ni leer ni siquiera pensar en otra cosa que no fuera en esas sensaciones alarmantes.
Esa noche traté de dormir, pero alrededor de las 2 de la madrugada decidí que no podía quedarme ahí sufriendo, y sentí el deseo de levantarme y abrir Ciencia y Salud al azar. Una línea en la página 228 me llamó la atención: “…nada inarmónico puede entrar en el ser, porque la Vida es Dios”. Instantáneamente el ojo dejó de lagrimear, las sensaciones anormales desaparecieron y pude ver claramente con ambos ojos.
Incluso antes de que pudiera expresar gratitud por el alivio instantáneo, me sentí impulsado a cerrar Ciencia y Salud y a volverlo abrir de modo aleatorio. Esta vez leí en la página 214: “Cuando se aprenda que el sentido espiritual, y no el material, transmite las impresiones de la Mente al hombre, entonces el ser será comprendido y se hallará que es armonioso”.
Más abajo en la misma página, encontré esto: “¡Qué sentido tan transitorio es la vista mortal, si pensamos que una herida en la retina puede acabar con el poder de la luz y del cristalino! Pero la vista verdadera o el sentido verdadero no se pierde. Ni la edad ni los accidentes pueden interferir los sentidos del Alma, y no existen otros sentidos que sean verdaderos”.
Al pensar en estas dos declaraciones, supe que el ojo estaba bien y no me traería más problemas. Pero pronto descubrí que la curación había ido aún más lejos. A lo largo de los años, había estado orando para superar la decreciente claridad de mi visión. Cuando me sentaba en el banco de atrás en la iglesia, los números de los himnos en la parte delantera del auditorio se veían borrosos. Después de la curación del ojo, me di cuenta de que mi visión se estaba volviendo más clara. Ahora puedo pararme en el vestíbulo de la iglesia, e incluso más atrás, y ver los números de los himnos perfectamente. Además, mi visión nocturna al conducir el auto ha mejorado en gran medida.
Me siento muy bendecido y feliz, y siento muchísima gratitud por la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, por Ciencia y Salud y por mi creciente comprensión de Dios como la bondad y el Amor divinos.
Mark Torrel
Rogue River, Oregon, EE.UU.