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Original Web

La inspiración espiritual elimina el tumor

Del número de abril de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 11 de enero de 2021 como original para la Web.


Hace un tiempo, me di cuenta de que un pequeño tumor que había tenido en el cuerpo durante varios años se estaba agrandando a un ritmo alarmante y volviéndose feo y doloroso. Antes había aceptado el tumor pensando que era inofensivo, pero ahora ya no podía ignorarlo. 

Como Científico Cristiano, sabía que tenía que orar y pedir la guía y la ayuda de Dios. También llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por mí y me ayudara a reconocer que, por ser un ente espiritual, yo era invulnerable y no podía ser tocado por la mentira de que hay vida en la materia. 

Lo increíble no fue tanto lo que me dijo el practicista, como las inspiradas verdades que fluyeron en mi consciencia durante todos esos días que él estuvo orando por mí. Tuve que conseguir un cuaderno para escribirlos todos.

Los sentidos físicos me decían que el tumor era real y amenazante. Sin embargo, uno de los pensamientos inspirados que me venían en ese momento fue este: “Nada que no esté arraigado en el Amor tiene raíces”. En la Ciencia Cristiana, Amor es otro nombre para Dios. Al considerar esta idea fue muy claro para mí que, como el problema físico no era algo bueno, no podía haber venido de un Dios amoroso. 

La Ciencia Cristiana revela que Dios, que es infinito, es el único creador, y todo lo que hace es espiritual y perfecto. Así que razoné que el tumor no estaba de ninguna manera adherido a mi verdadera identidad espiritual. Por no ser semejante a Dios, no tenía raíces en Él. En otras palabras, no tenía ni una fuente legítima ni un origen real.

También me di cuenta de que la materia no podía imponerme ninguna condición porque soy la expresión espiritual de Dios. Cuando tuve la tentación de pensar que yo era material, sugestiones como “¡Esto está empeorando!” o “¡Esto está mejorando!”, abarrotaron mi pensamiento. Me pregunté: “¿Qué significa ‘esto’?”. Finalmente, llegué a la conclusión de que el tumor no podía ser nada más que una ilusión, una sugestión falsa. Si el tumor era real, sustancial y una parte de mí, entonces centrarme en mi cuerpo y en lo que estaba haciendo hubiera tenido sentido. Pero si el hombre es espiritual y está hecho a semejanza de Dios, como declara la Biblia, entonces nada desemejante a Él puede formar parte del hombre. 

A los pocos días de este torrente de inspiración que tuvo su inicio cuando el practicista comenzó a orar por mí, el tumor empezó a secarse y pronto desapareció. No tuve que seguir ningún proceso médico o calendario de remisión. Una vez que vi su irrealidad, el tumor desapareció, y desde entonces no ha habido ninguna evidencia de que alguna vez fuera parte de mí. 

En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy dice: “Para reducir la inflamación, disolver un tumor, o curar la enfermedad orgánica, he encontrado que la Verdad divina es más potente que todos los remedios inferiores. ¿Y por qué no, puesto que la Mente, Dios, es la fuente y la condición de toda existencia?” (págs. 180–181).

Estoy profundamente agradecido por lo que la Ciencia Cristiana me ha enseñado acerca de mi verdadera fuente y condición, y por la salud y la armonía que he experimentado como resultado.

Hal H. Hoerner
Overland Park, Kansas, EE.UU.

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