Durante muchos años, estuve consciente de un bulto duro debajo de la piel de mi muslo. Realmente no me molestaba, excepto que algunos creían que podía convertirse en un problema grave en algún momento.
Con el correr de los años, el bulto fue creciendo, y comenzó a cambiar el contorno de mi pierna. Me sentía extremadamente cohibida a causa de ello y anhelaba sanar mediante el tratamiento de la Ciencia Cristiana, pero las distracciones de la vida diaria y la idea de que no era algo urgente hacían que mis oraciones fueran esporádicas.
Llegó un momento en que supe que debía tratar este problema de una manera u otra. Parecía afectar la circulación en mi pierna, y había otras señales que no eran alentadoras. Sabía que tenía que decidir cómo tratar esto, ya fuera a través de métodos materiales o mediante la Ciencia Cristiana.
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