Me han preguntado antes por qué un estudiante de la Ciencia Cristiana elegiría la oración para resolver un problema cuando hay disponible un procedimiento o tratamiento médico simple. Por supuesto, la respuesta a eso siempre será individual, pero para muchas personas parte de ella puede tener que ver con el objetivo final, lo que realmente buscan.
Hace unos años, una amiga estaba contando lo agradecida que estaba por una curación que había experimentado, y realmente me identifiqué con su forma de pensar. Había tenido problemas con un diente que le había causado molestias físicas. Sintió que ir al dentista probablemente resolvería el problema con relativa facilidad, pero pensó que lo que realmente quería era aprender más acerca de Dios y de su propia expresión espiritual de Dios. En última instancia, ella quería estar libre, pero no solo físicamente. Quería liberarse mentalmente de la noción de que la vida, la verdad, la inteligencia y la sustancia están en la materia y son de la materia.
El deseo y la disposición de mi amiga a dar un paso espiritual y orar para comprender mejor a Dios y su expresión ininterrumpida de Dios no solo trajeron aparejada una curación física del problema dental —ciertamente lo hizo y sé que estaba profundamente agradecida— sino que ese esfuerzo y disposición produjeron algo aún más maravilloso: una liberación mental. Le dio una visión tangible de “la vida en el Espíritu y del Espíritu” como “la única realidad de la existencia” (véase Mary Baker Eddy, Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 24).
Creo que la parte que realmente se destaca para mí es su deseo de tratar un problema más profundo en lugar de solo los síntomas superficiales. Entiendo que el asunto se reduce a la percepción. Si nuestra percepción de la vida es que el hombre es material, entonces percibimos que un problema dental, así como la incomodidad, es solo material.
La parte que realmente se destaca para mí es el deseo de abordar un tema más profundo.
Sin embargo, si nuestra percepción de la vida es que el hombre es espiritual, entonces un problema dental y su molestia pueden verse, y con razón, como la sugestión agresiva de que hay sustancia en la materia. Por lo tanto, una forma racional de avanzar sería abordar y eliminar la noción de que hay sustancia en la materia en lugar de centrarse en el diente. Este enfoque genuino, o percepción, no ignora ni descuida el cuerpo. Tampoco es complaciente con un dogma o una actitud obstinada y deliberada.
Una diferencia en la percepción significa que hay una diferencia en el objetivo. Algunas pocas frases aquí no abordarán completamente la profundidad de esta percepción espiritual, o de Vida en y del Espíritu, pero pueden arrojar algo de luz. Muchas personas hallan que el estudio regular de la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, proporciona un punto de acceso real para comprender, poner en práctica y probar que el Espíritu es la única realidad.
El fundamento es que Dios es Espíritu, “el Principio divino de toda existencia” (Ciencia y Salud, pág. 589). Este Principio, o causa, produce un efecto, una expresión, que es totalmente espiritual: la idea de Dios. Esta expresión es el hombre de Dios: tú y yo. Cada idea espiritual, cada uno de nosotros, es una expresión única, completa e individual del Espíritu infinito.
Si Dios, el Espíritu, es todo, entonces la materialidad, exactamente lo opuesto al Espíritu, es únicamente una noción. Es una especie de sugestión hipnótica enseñada que parece ser el factor principal en nuestras vidas. La Sra. Eddy a menudo se refiere a este estado hipnótico del materialismo como un sueño.
Por lo tanto, si el objetivo es llegar a estar más libres del estado mental del materialismo, arreglar el sueño no será suficiente. Queremos realmente despertar de él, no encontrar una manera de vivir dentro de él.
La oración de un Científico Cristiano no es para tratar de arreglar la materia, sino para comprender y sentir más claramente que es totalmente espiritual: el efecto espiritual del Principio de toda existencia, Dios. Tus oraciones individuales en este sentido sin duda abrirán perspectivas únicas y nuevas para ti.
En mis oraciones, a menudo tengo en cuenta las cualidades divinas que sé que me pertenecen: tales como alegría, paz y santidad. Esto me ayuda a percibir de manera más tangible la sustancia espiritual que es mía. Me ayuda a comprender que el cuerpo solo representa mi percepción actual de las cualidades espirituales que tienen su fuente en Dios; las cualidades que constituyen la idea de Dios que soy. En lugar de centrar tanto mi pensamiento en el cuerpo —esa percepción limitada de mí— mis oraciones me ayudan a elevarme para ver más de Dios —más de la Verdad, la Vida y el Amor— ese Principio de toda existencia. Y en este espacio mental receptivo y atento de la oración, “el Cristo [entra]” (Phillips Brooks, Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 222, trad. © CSBD) y abre paso a la curación.
Cristo Jesús expresó la plenitud del Cristo, el mensaje de amor y verdad de Dios a la humanidad. La divinidad del Amor, Dios, brilló a través de él y lo hizo el Mostrador del Camino para la humanidad. Su vida y ministerio han ayudado enormemente a las personas a comprender mejor su unidad espiritual con Dios y a sentir la libertad que viene con ella.
El Cristo es la influencia divina atemporal del Amor, Dios, que llega a la consciencia humana y eleva el pensamiento hacia la percepción de lo que es correcto, real y verdadero. Esto transforma el pensamiento. Y cuando el pensamiento se mueve, el cuerpo se ajusta. Cuando vislumbramos o percibimos algo de la Vida en el Espíritu y del Espíritu, se produce la liberación mental. Los grilletes que nos encadenan a una creencia de que nuestra vida es material comienzan a desaparecer, y el cuerpo muestra naturalmente esa transformación del pensamiento. Lo llamamos curación, y lo es, pero es una curación como consecuencia de habernos liberado mentalmente de la visión hipnótica del materialismo. Ese tipo de liberación es mucho más dulce y perdurable porque está arraigada en algo eterno, en el Espíritu.
He tenido momentos en los que buscar este crecimiento espiritual ha sido suave y apacible. También he tenido momentos en los que fue una lucha. En muchas ocasiones, el deseo de conocer más del Principio de toda existencia provocó la disposición a tomar el camino que Jesús trazó, el camino del cristianismo del Cristo y la curación. Y experimentar la libertad de andar por este camino ha sido invaluable.
