El profeta Isaías nos asegura que “el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre”, y que “[el pueblo de Dios] habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo” (Isaías 32:17, 18).
¿Cómo podemos experimentar el cumplimiento de la gran promesa de Dios hoy con respecto a la seguridad de los niños en la escuela? Esto es especialmente pertinente a la luz de estas estadísticas: Ha habido 114 tiroteos en escuelas de los Estados Unidos, desde principios de 2018 hasta mediados de abril de 2022, en los que al menos una persona murió o resultó herida; casi la mitad han ocurrido desde principios de 2021. ¿Cómo podemos orar con eficacia para percibir la protección de Dios ante un comportamiento tan destructivo y antinatural?
La Biblia dice que conocer a Dios es lo que trae paz y bondad a nuestras vidas. Por lo tanto, la oración eficaz comienza con una comprensión de la verdadera naturaleza de Dios. El libro de texto de la Ciencia Cristiana da esta definición de Dios: “El gran Yo soy; el que es todo-conocimiento, todo-visión, todo-acción, todo-sabiduría, todo-amor, y es eterno; Principio; Mente; Alma; Espíritu; Vida; Verdad; Amor; toda la sustancia; inteligencia” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 587).
¿Por qué no habríamos de querer recurrir a Dios en tiempos de necesidad, quien es todo-sabio y todo-amor? El Todopoderoso tiene las respuestas que necesitamos para encontrar paz, alegría, salud, armonía y dirección en nuestras vidas.
La Biblia confirma que lo que Dios, el bien, creó debe ser bueno. El primer capítulo del Génesis dice que Dios creó al hombre (cada uno de nosotros) a Su propia imagen, y que todo lo que hizo era muy bueno. Todos los niños son creados por Dios, el Espíritu, a Su imagen, y son tan buenos como Dios. No hay excepciones. Este gran hecho espiritual acerca de Dios —que Él es omnipotente, omnisciente y omnipresente— excluye la posibilidad de que haya algo fuera de Su totalidad y bondad.
Cuando la venganza contra aquellos que han intimidado, herido o se han burlado de alguien es una de las razones que se dan para los tiroteos, he insistido con vehemencia al orar que la intimidación, la crueldad, la venganza y la ira no son naturales para los hijos de Dios. Los pensamientos y comportamientos destructivos son mentiras acerca de la imagen y semejanza espirituales de Dios. Puede demostrarse que estas mentiras son impotentes al comprender y declarar que sus opuestos son verdaderos.
No importa dónde estén nuestros hijos, Dios está allí, guiando, protegiendo y cuidando de ellos.
La Sra. Eddy, quien descubrió la Ciencia Cristiana, escribe: “Porque la Verdad es infinita, el error debería ser conocido como nada. Porque la Verdad es omnipotente en bondad, el error, lo opuesto de la Verdad, no tiene poder. El mal no es sino el contrapeso de la nada” (Ciencia y Salud, pág. 367).
La Ciencia Cristiana también nos da esta gran verdad con la que derrotar cualquier temor al poder de los impulsos destructivos: “Ninguna mente mortal tiene el poder o el derecho o la sabiduría para crear o para destruir. Todo está bajo el control de la Mente única, o sea, Dios” (Ciencia y Salud, pág. 544). Qué consuelo y valor nos pueden venir a cada uno de nosotros al saber esto.
A medida que nos damos cuenta del gran amor de Dios por todos Sus hijos, incluso por aquellos que parecen estar turbados con pensamientos oscuros y destructivos, comprendemos esta declaración del libro de Isaías: “Todos tus hijos serán enseñados por el Señor; y grande será el bienestar de tus hijos” (54:13, LBLA). Para mí, esto quiere decir que no importa dónde estén nuestros hijos, Dios está allí, guiando, protegiendo y cuidando de ellos. La seguridad, la sabiduría y el amor deben estar siempre presentes porque Dios está siempre presente. Cuanto más reconocemos y nos aferramos a estas grandes verdades, más las vemos manifestadas en nuestras vidas.
Preocuparse y enumerar los aparentes males del mundo no nos acerca a nosotros ni a nadie a la seguridad y la libertad. Sin embargo, reconocer la omnipresencia y omniacción de Dios sí, como afirma la Sra. Eddy: “Predecir el peligro no dignifica la vida, mientras que pronosticar la libertad y la alegría sí; pues estos son poderosos promotores de la salud y la felicidad. Toda educación debiera contribuir a la fuerza moral y física y a la libertad” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 240).
Este es un gran punto de partida para nuestras oraciones por la humanidad, especialmente por los niños del mundo: pronosticar y declarar que la libertad y la alegría, no la destrucción y la muerte, son su estado natural. Debe comprenderse que la inocencia, la pureza y la bondad, cualidades de Dios, son el estado natural de cada niño.
También podemos apoyar el fin de los tiroteos en las escuelas al negarnos a participar en el juego de la culpa y, en cambio, ver la creación de Dios como realmente es: totalmente buena. Esto iluminará las escuelas en todas partes y puede reemplazar el temor y la preocupación por un innegable sentido del amor y la guía de Dios.
El Manual de la Iglesia, por la Sra. Eddy, afirma que es el deber de cada miembro de La Iglesia Madre orar diariamente: “‘Venga tu reino’; haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y quita de mí todo pecado; ¡y que Tu Palabra fecunde los afectos de toda la humanidad, y los gobierne!” (pág. 41).
¡Qué hermosa oración para el mundo: desear que Dios gobierne y que Su Palabra, o Verdad, enriquezca los pensamientos y sentimientos de la humanidad! La oración es la herramienta más poderosa que tenemos para bendecir al mundo, porque los pensamientos de la Verdad afirman las bendiciones de Dios para todos aquellos en quienes descansan nuestros pensamientos. La verdad es que cada escuela y cada niño es abrazado y protegido en el reino de Dios, las “habitaciones seguras” descritas en Isaías 32, donde la Verdad, la Vida y el Amor divinos reinan supremos. Afirmar esto en oración tendrá un impacto sanador en la seguridad en las escuelas.
