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Original Web

Ante el temor, eleva hacia Dios tu mirada

Del número de febrero de 2022 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 27 de septiembre de 2021 como original para la Web.


Sentados en un restaurante lleno de gente, mi esposo y yo acabábamos de pedir nuestra cena. Estábamos frente a un gran ventanal con vista al centro comercial al aire libre, decorado para las fiestas con hermosas luces, árboles y adornos. Muchas familias paseaban mientras hacían sus compras.

Al mirar hacia afuera, nos dimos cuenta de que la gente estaba empezando a correr hacia el estacionamiento. Cada vez más personas pasaban rápidamente por la ventana, mirando por encima de sus hombros, aferrando las bolsas de compras y las manos de los niños. Muy pronto, todo se volvió surreal: una multitud tan grande corriendo en la misma dirección, como en la escena de una película donde la gente entra en pánico al tratar de escapar de un monstruo. 

De repente, alguien irrumpió por la puerta trasera del restaurante y gritó: “¡Hay un francotirador!”. Por un instante, las personas se miraron unas a otras con incredulidad; luego, la mayoría tomó sus abrigos y bolsas y salió corriendo por la puerta, dejando sus alimentos a medio comer en las mesas. Otros se arrojaron al suelo debajo de la barra. 

Pero algunos mantuvieron la calma y continuaron cenando con sus familias y amigos. Esta respuesta tranquila me hizo detener y pensar. Al principio, mi esposo y yo habíamos hecho un movimiento para reunir nuestros abrigos y bolsas. Pero luego nos miramos como si ambos supiéramos lo que teníamos que hacer. Basándonos en nuestro estudio de la Ciencia Cristiana, sabíamos que no teníamos que reaccionar con miedo o pánico, sino que podíamos, en cambio, escuchar la guía de Dios. Mi esposo dijo: “Dios tiene el control”. De inmediato, sentí que una profunda calma se hacía cargo de la situación y el creciente pánico se desvaneció. Nos sentamos de nuevo a nuestra mesa. 

De inmediato, sentí que una profunda calma se hacía cargo y el creciente pánico se desvaneció.

Afuera, la multitud se había reducido a solo unas pocas personas que pasaban rápidamente. Algunos entraban al centro comercial desde el estacionamiento sin tener idea de que algo inusual estaba sucediendo. Nosotros no sabíamos qué estaba pasando, pero sentimos que era importante quedarnos donde estábamos. El gerente del restaurante alentó a todos a no entrar en pánico. Nuestra joven mesera nos dijo que estaba muy asustada, y nos agradeció por quedarnos, porque la ayudó a calmarse. Hablamos en voz baja con ella por un rato.

Yo realmente quería saber qué estaba sucediendo en el centro comercial, y traté de buscar respuestas en Internet, pero aún no se había publicado nada sobre el incidente. Sabía que necesitaba rechazar la tentación de ser controlada por la imaginación y el miedo. No fue fácil. Sin embargo, justo esa mañana, mi esposo y yo habíamos pasado horas estudiando la Lección Bíblica de esa semana en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, y orando específicamente por los afectados por un reciente tiroteo en una escuela. La Lección se había centrado en la bondad, majestad, poder y gloria de Dios y en el hecho de que Él siempre está expresando activamente esas cualidades en todas partes. Pensé en ser testigo solo de la verdad de Dios y de la inocencia de Sus preciosos hijos, incluido el tirador. 

El tiempo que habíamos pasado orando esa mañana se hizo eco de este versículo de Salmos: “Escucharás mi voz por la mañana, Señor; en la mañana oraré a ti y elevaré mi mirada” (5:3, KJV). El artículo de Bible Lens del Sentinel, del 31 de mayo de 2021, dice acerca de este versículo: “‘Elevaré mi mirada’ se compara con la vigilancia del centinela de una torre de vigilancia que espera buenas nuevas; en este caso, que la oración sea respondida”.

Muchas historias útiles de la Biblia hablan de personas que, ante el temor y el peligro inminente, elevaron su mirada hacia Dios. Si bien estas personas tal vez no hayan tenido idea de cuál sería el resultado específico, sí tuvieron confianza en la armonía de la presencia de Dios y el poder de Su bondad.

Por ejemplo, una vez, Cristo Jesús y sus discípulos estuvieron en una tormenta en el mar que amenazaba con hacer zozobrar su barca. Jesús, que había estado dormido, completamente inalterado por la tormenta, respondió al pedido de ayuda de sus discípulos con tres acciones (véase Marcos 4:37-39, LBLA). 

Primero, dice la Biblia, se irguió. Se levantó de donde había estado durmiendo, y es probable que haya orado para obtener una visión más elevada de lo que estaba ocurriendo.

A continuación, Jesús reprendió al viento. El libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, incluye un glosario que ofrece un sentido espiritual de las palabras utilizadas en las Escrituras, entre ellas viento (véase pág. 597). Desde una perspectiva física, el viento representa “destrucción; ira; pasiones mortales”. Jesús reprendió al viento, o la sugestión de que los elementos materiales pudieran tener poder para destruir. Sólo los elementos de la creación espiritual de Dios tienen poder, y ese poder nunca es destructivo.

Finalmente, dijo: “¡Cálmate, sosiégate!”, reprendiendo el sentido físico del viento con el sentido espiritual, que Ciencia y Salud describe como lo “que indica el poder de la omnipotencia y los movimientos del gobierno espiritual de Dios, envolviendo todas las cosas”. El relato concluye: “Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma”.

En el restaurante, pude ver, por el comportamiento de los demás, que se sentían en paz y tranquilos. Para mí, eso era una evidencia de la presencia y el control todopoderosos de Dios, incluso si otros no lo hubieran explicado de esa manera. Pude comprender que Dios no era la fuente del pánico, sino de la paz. Dios es la paz misma. Y podíamos confiar en que todos, incluido el francotirador, estábamos a salvo.

El personal de cocina había seguido preparando comidas, y nos sirvieron nuestro pedido. Todavía no sabíamos exactamente lo que estaba pasando, pero después de terminar la cena, agradecimos al gerente del restaurante y a los meseros por su servicio, y ellos nos agradecieron por habernos quedado. Sentimos que era seguro marcharnos. 

Al día siguiente, leímos que el francotirador del centro comercial había disparado más de cincuenta tiros al aire con una pistola semiautomática. Nadie resultó herido. Los agentes de policía ya estaban en el lugar como parte de un esfuerzo por disminuir los robos, por lo que el hombre fue detenido rápidamente. Se dice que el subjefe de la policía manifestó: “Gracias a Dios, apuntó hacia arriba”.

Cristo Jesús dijo: “Erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28). Si bien nunca sabré lo que el tirador estaba pensando, sí sé que, al final, él y todos en el centro comercial en ese momento estuvimos a salvo. Se habían sentido y demostrado la verdadera armonía y la paz que expresan a Dios.

Podemos tener la certeza de que es posible mantener la calma y la seguridad incluso en medio del temor y las amenazas de peligro. Elevar la mirada hacia Dios abre nuestro pensamiento a la constancia de la presencia y el cuidado divinos, y tiene un efecto sanador de largo alcance.

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