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Original Web

Para niños

Subamos a la montaña

Del número de febrero de 2022 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 16 de agosto de 2021 como original para la Web.


Donde vivo hay montañas grandes. A veces conduzco por una carretera sinuosa, y subo, subo, subo, hasta la cima. Puedo ver el hermoso paisaje debajo. Puedo ver arriba las nubes esponjosas como algodón. Es silencioso y tranquilo. Es un lugar donde me gusta pensar en la bondad de Dios que está allí mismo conmigo.

No importa dónde estés, puedes estar en silencio y tranquilo. Puedes dejar que tus pensamientos se eleven, se eleven, se eleven, para sentir y saber cuán cerca está Dios.

En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, aprendí que Jesús dejaba que sus pensamientos se elevaran a Dios todo el tiempo. Él sabía que Dios, el Amor, estaba siempre con él, y con todos los demás, también.

¿Sabías que Jesús era sanador y maestro? A sus alumnos los llamaban discípulos. Él quería que comprendieran a Dios como él lo hizo, así que su vida consistía en mostrar y enseñar la bondad y el poder de Dios.

Un día, Jesús y sus discípulos subieron a una montaña para recibir una lección. Hoy llamamos a esa lección el Sermón del Monte. (Puedes encontrarlo en el libro de Mateo en la Biblia, en los capítulos 5-7.) Jesús enseñó a actuar de maneras que nos ayudan a sentirnos cerca de Dios, y cuán natural es hacerlo cuando sentimos Su presencia. Cuando nos sentimos cerca de Dios, la bondad y la amabilidad son como una luz que brilla desde nosotros. Esa luz es una felicidad cálida que las personas pueden sentir muy en el fondo, aunque no puedan verla con sus ojos.

Una de las formas en que vivimos esa luz es siguiendo algo que Jesús enseñó llamado la Regla de Oro. Dice que debes tratar a los demás como te gustaría que te traten a ti. (Puedes encontrar la Regla de Oro en el Sermón de Jesús en el Monte, Mateo 7:12).

Cuando mis hijas eran pequeñas, aprendieron acerca de la Regla de Oro en la Escuela Dominical. Pero a veces no se llevaban muy bien. ¡Se olvidaban de la Regla de Oro! Si una hermana hacía algo poco amable con la otra, esta hacía exactamente lo mismo y era poco amable. A eso lo llamamos la “regla fangosa”, porque hace que la gente sienta que está sentada en medio de un charco lleno de fango. No hace que los pensamientos de nadie se eleven alto o sientan la presencia de Dios. No hace que nadie se sienta brillante o resplandeciente.  

Se podría decir que seguir la “regla fangosa” es tratar a las personas de mala manera porque te trataron de mala manera. Pero seguir la Regla de Oro es tratar a las personas de la manera en que quieres que te traten a ti, incluso cuando no te tratan con amabilidad. Obedecer la Regla de Oro hace que llevarse bien sea más fácil, y también hace felices a todos. Eso es lo que descubrieron mis hijas cuando se trataron amablemente y con cuidado.

Cuando sigues la Regla de Oro, muestras que amas a Dios, que Él te ama, y que Dios también ama a todos los demás. ¡Y cuando haces esto, sientes que estás disfrutando de una hermosa vista desde la cima de una montaña!

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