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Original Web

RELATOS DE CURACIONES

Sana de condición cardíaca y preocupaciones financieras

Del número de febrero de 2022 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 8 de noviembre de 2021 como original para la Web.


Nuestra hija menor recientemente se graduó de la universidad. Nuestros asientos para la ceremonia de graduación estaban casi exactamente en el mismo lugar que los que habíamos tenido para su orientación del primer año, lo que me recordó una curación que cuatro años antes cambió mi vida.

Mis padres habían pagado mi educación universitaria, así que pensé que era correcto que yo pagara los gastos de mis dos hijos, que iban a comenzar la universidad con un año de diferencia. Cada uno a su vez visitó los campus, presentó solicitudes y esperó las aceptaciones y las ofertas de becas. Durante este tiempo, estaba tratando de hacer crecer dos negocios y ahorrar suficiente dinero para ocho años de matrícula universitaria.  

Allí estaba yo, sentado en la presentación de orientación para estudiantes de primer año, sintiéndome oprimido por la presión y la ansiedad de los pagos universitarios de dos hijos. Mi corazón comenzó a agitarse, murmurar y latir con fuerza, hasta el punto de que tuve que dejar mi asiento y salir del recinto. Sabía que un centro de tratamiento médico y una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana no estaban muy lejos y que estaba caminando hacia ambos en ese momento. En una bifurcación en el camino, decidí ir a la Sala de Lectura. Tenía mucho miedo, pero como Científico Cristiano de toda la vida, estaba acostumbrado a orar cuando me enfrentaba a cualquier dificultad, así que sabía que esta era la opción correcta para mí. Los ayudantes de la Sala de Lectura me dieron la bienvenida y, después de una breve conversación, me invitaron a usar una habitación trasera con una puerta cerrada que estaba en silencio y donde podía estar solo. 

Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana y le pedí tratamiento mediante la oración. Mientras estaba acostado en un sofá, la practicista me habló acerca de mi verdadera identidad como hijo de Dios y me recordó que fui hecho “a imagen de Dios” (Génesis 1:27). Ella estaba declarando mi inocencia, defendiendo mi identidad espiritual como un abogado defiende a un cliente en la corte. Me recordó al juez que declaró que el acusado no era culpable en el caso alegórico del tribunal sobre el que Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribe en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras (véanse páginas 430-442). Yo estaba perdiendo el conocimiento, pero la practicista argumentaba claramente a favor de la inocencia y perfección que Dios me había dado, a través del altavoz de mi celular. 

Me di cuenta de que había estado enfrentando estos mismos desafíos durante una década, y cinco años antes de esto, me había acostado en la cama con los mismos síntomas. En aquel momento, estaba orando para comprender mejor cada uno de los nombres para Dios que se dan en Ciencia y Salud y expresan Su naturaleza y plenitud: Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad y Amor. Pensé que los mismos eran ladrillos que formaban un muro que me protegía de la enfermedad y fortalecían mi ser. Cuando sentí que Dios es Amor y supe que estaba sobre el fundamento de la Verdad divina, escuché a Dios decir mi nombre. Fue como una experiencia bíblica, y lo sentí hasta la médula. Sané de inmediato. Todos los síntomas desaparecieron en su “nada nativa” (Ciencia y Salud, pág. 365).

Siempre me han inspirado las historias de cuando Jesús resucita a Lázaro de los muertos, Pedro resucita a Tabita, Pablo resucita a Eutico y Elías resucita al hijo de la viuda de Sarepta. Estos relatos demostraron la irrealidad de la muerte.

Aquel día, en la Sala de Lectura, me di cuenta de que el murmullo de mi corazón no era diferente al murmullo de los israelitas cuando Moisés los guiaba a través del desierto, donde se les proporcionó maná del cielo y agua que fluía de una roca. ¿Cómo podían murmurar después de estos grandes ejemplos del cuidado de Dios? Me di cuenta de que había experimentado una década de curaciones, incluido el temor a no poder pagar la universidad, no obstante, murmuraba como los israelitas.

Sabía que, independientemente de las percepciones basadas en la materia de la vida y la muerte, estoy siempre con Dios, soy siempre espiritual y, por lo tanto, estoy siempre vivo. Cuando decidí entregarme por completo a los brazos del Amor, mi Padre-Madre Dios, y confiar en Ella totalmente, me sentí cómodo, a gusto, en paz y amado, como un niño pequeño descansando en los brazos de su madre. Después de unos momentos de calma y tranquilidad, de repente reviví.

La practicista todavía me estaba hablando a través del altavoz de mi teléfono. Le dije que estaba sano y le expresé lo maravillado que estaba unas diez veces. Estaba transformado. La practicista me recomendó que me sentara un rato y expresara mentalmente mi gratitud a Dios, y así lo hice. Luego volví a las reuniones de orientación universitaria y celebré la nueva experiencia universitaria de mi hija. 

Caminé, comí y me regocijé el resto del día como si nada hubiera pasado, porque realmente no había sucedido nada más que el bien. Estuve siempre al cuidado de Dios. Siempre fui espiritual y el sufrimiento jamás fue la realidad. 

Me encanta la curación en la Ciencia Cristiana. No solo se sanan los problemas físicos, las preocupaciones financieras y el miedo, sino que también obtenemos una mejor forma de pensar que beneficia todos los aspectos de la vida diaria. Después de esta curación hace cuatro años, no he vuelto a tener estos síntomas. Y el toque final es que los negocios han prosperado, proporcionando abundante provisión para pagar los dos estudios universitarios y ahora las maestrías para mi hijo e hija.

Peter Husak
Larkspur, Colorado, EE.UU.

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