En la Ciencia Cristiana, Espíritu, como un nombre propio, es el nombre del Ser Supremo. Significa cantidad y calidad, y se aplica exclusivamente a Dios.
—Mary Baker Eddy (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 93.)
He descubierto que una de las formas más eficaces de comenzar a vivir la vida desde una perspectiva ilimitada —lo cual incluiría una percepción ilimitada de la cantidad (de recursos, finanzas, activos y más)— es pensar conscientemente en términos de ideas en lugar de objetos materiales, porque las ideas son indivisibles. En el nivel humano más básico, si cortas una tarta en dos y le das la mitad a un amigo, cada uno tiene solo media tarta. Pero si compartimos una idea con alguien, se multiplica; ambos tienen la idea, lo que apunta a una cantidad ilimitada. Esto simplemente da a entender la realidad espiritual, en la que todas las ideas se originan en la Mente divina inagotable, Dios, el multiplicador eterno y la sustancia indestructible de todo, y emanan de ella. De hecho, desde niña aprendí a confiar en esta gran verdad de Dios y vi prueba tras prueba sobre lo práctica que es para satisfacer mis necesidades humanas tanto en casa como en el extranjero.
No obstante, hace muchos años, llegó el momento en que mi comprensión de la sustancia y la provisión infinitas iba a tener que desarrollarse de maneras nuevas y más elevadas. Como resultado de un suceso completamente inesperado, me encontré con considerables desafíos financieros. Gran parte de las ganancias que mi negocio había generado a lo largo de los años se había reinvertido en el negocio, por lo que prácticamente no tenía ahorros. Y estaban las continuas obligaciones financieras de una hipoteca y el mantenimiento normal de la casa, así como los gastos diarios y comerciales.
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