Mi nombre es Westley. Soy estudiante de primer grado. Un día en la escuela, estaba corriendo hacia adentro después del recreo, cuando tropecé y me golpeé la rodilla. Normalmente, se lo diría a mi mamá, pero ella no estaba allí. Aunque estaba solo, sabía que Dios estaba conmigo porque Él está en todas partes y nada puede interponerse entre Dios y yo. Lo sé porque estoy aprendiendo acerca de Dios en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. También he tenido otras curaciones, así que sabía que estaría bien.
Cuando me estaba quitando el equipo de nieve adentro, no miré mi rodilla. En cambio, me mantuve callado y tranquilo pensando en Dios. Más tarde, cuando estaba corriendo en la clase de gimnasia, me sentía feliz, y mi rodilla estaba de lo más bien.
Esta es la primera vez que oré por mi cuenta y tuve una curación en la escuela. Estoy agradecido de poder orar por mi cuenta. ¡Tú también puedes hacerlo!
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