Una poderosa visión profética se transmite en estas palabras de la Biblia: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará” (Isaías 11:6).
El “niño” está asociado con el advenimiento del Cristo, el Mesías esperado, que se cumplió en el nacimiento de Jesús. El Mesías, con su naturaleza propia de un niño, reinaría, dirigiría y establecería la paz, como Isaías lo simbolizó mediante las relaciones armoniosas entre los animales que normalmente atacan o son presa unos de otros. Su visión profética describe la disposición y el carácter del Mesías, que incluye calma, amor, humildad, mansedumbre, receptividad y confianza en Dios; cualidades que se ven en el ejemplo y las enseñanzas de Jesús.
Cristo Jesús dio una lista de lo que tenemos que hacer también, con el fin de ser “pacificadores… llamados hijos de Dios” (véase Mateo 5). Esto incluye amar a nuestros enemigos y hacer el bien a aquellos que nos odian.
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