Algo maravilloso sucede cuando descubrimos más de nuestra espiritualidad. Y por espiritualidad me refiero al hecho de nuestra existencia espiritual como creación de Dios, y que nuestras vidas no están determinadas por algo material, sino más bien por las cualidades que provienen de la Mente divina e infinita. Al tomar conciencia de esto, encontramos una gran expectativa del bien. Además, hallamos que tener conciencia de nuestra existencia espiritual nos energiza para poder participar cada vez más de la bondad de Dios.
Incluso una pequeña percepción de la espiritualidad comienza a convencernos de que nada es imposible para Dios. Mira lo que le sucedió a Jesús. No solo fueron las cosas maravillosas que él sacó a relucir en otros en términos de curación y reforma, sino que su consciencia de Dios lo llevó a su resurrección, resucitó de la muerte. En el caso del seguidor de Jesús, Pablo, fue un hombre que perseguía a los cristianos, sin embargo, al tener una profunda revelación espiritual se convirtió en un hombre nuevo, dedicado al mensaje del Cristo. En esta devoción, comenzó a descubrir la energía divina y lo que produce.
La energía divina revela nuevas y grandes ideas y nos mueve a encontrar nuevas formas de expresar las cualidades y la obra de Dios.
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