Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

Nuestra ininterrumpida comunicación con Dios

Del número de junio de 2023 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 6 de febrero de 2023 como original para la Web.


“¡Hola! ¡Hola! ¡No escucho!” Por un momento, no pude entender lo que estaba pasando; por qué razón la llamada telefónica se perdía mientras viajábamos hacia la capital. No tardé mucho en darme cuenta del motivo. Estábamos atravesando una zona poblada de cerros y cada vez que nuestro vehículo ascendía, la comunicación era perfecta; pero cuando la ruta descendía de manera casi abrupta, desaparecía. Finalmente llegamos a un terreno llano, como casi todos los de mi país, Uruguay, y de allí en adelante las comunicaciones se hicieron fluidas y más nítidas las voces.

Muchas veces, parece como si la relación entre las personas pasara por momentos similares, en los que perdemos la comunicación con nuestro prójimo o resulta complicado lograrla. No siempre es fácil llegar al otro, pero he estado aprendiendo, sin embargo, que la mejor manera de comunicarnos con los demás es establecer, primero, una comunicación con nuestro Padre, Dios. Qué bueno es saber que nuestra “línea” con Dios nunca se corta, y la comunicación con Él no es más difícil en algunos lugares o en ciertos momentos. Es una constante con la que podemos contar. Y la guía que Dios nos brinda nos informa de nuestras relaciones e interacciones. 

La Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, escribió en su obra fundamental: “La intercomunicación es siempre de Dios hacia Su idea, el hombre” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 284).

Nuestra comunicación con Dios es algo muy íntimo, muy especial; es una comunión entre el Amor y su manifestación; es decir, entre Dios y Sus hijos, todos nosotros. Esta perfecta comunicación tiene, para mí, un nombre: oración.

¿Qué es lo que hace que esa comunicación perfecta sea instantánea? Es el lazo fuerte e inmediato de amor entre Dios y Su creación espiritual. La Mente, Dios, se comunica constantemente con Sus ideas. No hay nada que la Mente no sepa acerca de nosotros. No existe un solo pensamiento en el hombre que no provenga de la Mente única. Somos ideas de la Mente, y un “pensamiento” o idea divina no puede tener nada errado, falible, enfermizo, limitado, así como tampoco puede morir o desaparecer. Por esa razón el hombre, todos nosotros, como la creación infinita de la Mente infinita, solo puede manifestar eternamente las cualidades de Dios y estar plenamente consciente de ello.

Una amiga mía me relató que una noche, luego de haberse ido a la cama, sintió una liberadora sensación de gratitud. Las palabras “gracias, gracias” le venían al pensamiento una y otra vez. La gratitud parecía ocupar todos sus pensamientos, sin dejar espacio para nada más. Ella no agradecía por algo específico, sino simplemente por todo; por sus hijos, por las familias de sus hijos, y especialmente por la libertad del temor que experimentó una vez que conoció la Ciencia Cristiana. Esa gratitud era para ella como una oración, una comunicación directa con la fuente del amor y la protección.

De pronto, sonó el teléfono. Era una de sus hijas, llamándola desde el exterior, donde estaba viviendo temporalmente. Le dijo que no se alarmara, que todo estaba bien, pero que quería contarle por lo que recién había pasado. Había tomado un taxi como era habitual en ella luego de hacer compras, pero después de avanzar unas cuadras, el conductor detuvo el vehículo y dos hombres subieron al coche: uno ocupó el asiento delantero, y el otro se sentó al lado de ella. El conductor sacó un revólver, le apuntó y le ordenó que cerrara los ojos. Uno de los hombres le aseguraba que no la iban a matar o hacerle daño, que sólo querían todo su dinero y las cosas de valor que llevaba encima. Ella recuerda cómo se sentía: totalmente calmada, sin miedo y como si no se hallara en ese lugar, como si eso no estuviera sucediendo en realidad.

Uno de los hombres se dedicó a revisar su bolso, mientras el otro le hacía preguntas acerca de su trabajo. Finalmente, uno de ellos le puso algo de dinero en la mano, y le dijo que era para que pudiera regresar a su casa. Cuando ella bajó del coche, le dieron su bolso y las compras que había realizado. La dejaron en una calle solitaria y uno de ellos la siguió un tramo, y le advirtió que no se fuera a dar vuelta. Sin embargo, cuando la dejó libre le dijo: “Gracias”.

Esta muchacha conoce la Ciencia Cristiana, y ha aprendido a confiar en Dios como su Padre-Madre desde que era una niña pequeña. Más de una vez, mientras vivía en diferentes países, a miles de kilómetros de su familia, ella ha experimentado esa comunicación con Dios, esa sagrada comunicación divina que la hacía sentir segura y protegida en la presencia de Dios. Por eso, cuando ocurrió este incidente con el conductor de taxi, la certeza de la presencia divina, y la sensación de estar libre de peligro, fueron algo tangible para ella. Sabía que estaba a salvo, y pudo sentir en su corazón que no había motivos para tener miedo.

Su madre cree firmemente que el sentimiento de gratitud que experimentó, esa oración o comunicación directa con Dios, ocurrió exactamente a la misma hora en que su hija estaba viviendo el incidente. Ella me dijo más tarde, que de inmediato relacionó este acontecimiento con estas palabras de Isaías, en la Biblia: “Antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído” (65:24).

El pensamiento de la madre, lleno de gratitud y amor, estaba preparado para reconocer sólo la presencia divina: el Cristo, la Verdad, que ocupa cada consciencia, y bendice y ama la creación espiritual de Dios. No hay nada que represente un obstáculo entre Dios y nosotros; nada puede separarnos del origen de nuestra vida, Dios. El eterno mensaje de Dios a la humanidad, el Cristo, se escucha fuerte y claro; aun en medio de las tormentas y del caos, esa voz está asegurándonos que somos libres de toda esclavitud mental o física, aquí y ahora.

Ciencia y Salud explica claramente esa conexión con Dios que permite al hombre ejercer su dominio sobre toda situación discordante: “El Cristo ilustra esa fusión con Dios, su Principio divino, que da al hombre señorío sobre toda la tierra” (pág. 316).

Esa fusión, esa conexión inquebrantable entre Dios y nosotros, nos permite sentirnos a salvo, cualquiera sea la situación que estemos viviendo, porque sabemos que Dios está siempre con nosotros y Su respuesta es instantánea. ¡Qué maravillosa sensación de estar siempre a salvo, bajo el amparo constante del poder divino! Esto es algo que todos podemos experimentar cuando conocemos a Dios, cuando comprendemos que Su propósito para nosotros es que manifestemos Su gloria eternamente.

Dios está junto a nosotros en todo momento, así como el reflejo en el espejo está siempre unido al original. La promesa de Dios a Josué se cumple para cada uno de nosotros cuando buscamos la guía divina cada día: “…no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9).

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / junio de 2023

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.