“¡Tomemos turnos para bajar la colina!”, sugirió mi prima Lanie.
Estaba visitando a mis primos durante el verano, y Lanie tenía una bicicleta nueva azul brillante. Ella vivía en la cima de una colina muy empinada, y dijo que podíamos ir muy rápido. Yo fui primero. Pero mientras bajaba la colina, perdí el control de la bicicleta y me caí.
Mi papá estaba mirando desde la cima de la colina y corrió hacia mí. La bicicleta de Lanie estaba bien, pero yo no. Me costaba levantarme, así que mi papá me recogió y me llevó a la casa. Mientras mis padres me arropaban en la cama, me recordaron que Dios me ama. Sabía que estaban orando por mí, porque eso es lo que nuestra familia siempre hace cada vez que hay un problema. No sentí miedo por la caída porque sabía que mis padres me estaban cuidando.
Me quedé dormida, y cuando me desperté más tarde, había una practicista de la Ciencia Cristiana sentada junto a mi cama. La reconocí porque era una de las amigas de mis padres. Me sorprendió verla, pero ella me dijo que todo estaba bien y que estaba orando por mí. Entendí lo que quería decir, porque asistía a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana y aprendí a orar y esperar curación. Ella era tan amorosa y estaba tan tranquila que yo también me sentí tranquila. Me ayudó a recordar que Dios estaba allí conmigo, amándome y cuidándome, así que yo estaba pensando en el amor de Dios en lugar de en la caída.
Estaba agradecida de que ella viniera a verme y pasara tiempo conmigo hablando de Dios. También estaba agradecida por mi mamá y mi papá. La gratitud incluye agradecer a alguien cuando nos ayuda o nos hace sentir amados.
Hablaba con la practicista todos los días, y ella me aseguraba que Dios me amaba y que podía esperar salir de la cama pronto. Después de unos días, me sentí mucho mejor, ¡como si la caída nunca hubiera sucedido! Estaba haciendo nuevamente todas mis actividades favoritas, como nadar y andar en mi propia bicicleta.
Aprendí que la gratitud es una forma de confiar en Dios. Podemos estar agradecidos a Dios cuando todo está bien. Y si tenemos un problema, aún así podemos estar agradecidos a Dios por cuidarnos y ayudarnos a sanar.
