A veces podemos sentir que estamos atrapados en un patrón de pensamientos y experiencias negativas al creer que somos una compilación de características transmitidas por nuestros padres, o el resultado de ciertos sucesos, hábitos o desafíos. Si alguna vez te has sentido así, hay una solución permanente.
Por ejemplo, en determinada ocasión, un amigo tuvo que luchar con comportamientos adictivos y se sentía incapaz de romper esta práctica negativa por más que lo intentaba. Los hábitos y el pensamiento constante en ello hicieron que mi amigo se sintiera como si estuviera en la rueda de un hámster. Finalmente, al alejarse de la mera fuerza de voluntad humana y de pensar que estaba separado de Dios, y con el apoyo mediante la oración de un practicista de la Ciencia Cristiana, experimentó claridad e impulso morales y espirituales . Y después de orar con persistencia por unos días, las adicciones fueron sanadas, permanentemente, solo mediante el estudio espiritual y la oración. Como resultado, hubo bendiciones en todos los aspectos de la experiencia de mi amigo.
Quizá nos preguntemos si los patrones de pensamiento y comportamiento arraigados también pueden ser sanados en nuestra propia experiencia. ¿Cómo puede suceder esto?
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