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Después de un tiempo, comencé a darme cuenta de que la única manera de resolver esta situación era a través de la oración, porque no estaba viendo una solución humana.

Comprendí que nuestro hogar era una expresión completa y armoniosa del Amor y la Mente divinos.

Siempre habíamos apreciado la virtud y la verdad, pero ahora las veía como la manifestación misma de la presencia eterna y protectora de Dios.

Cuando abres tu pensamiento por primera vez a esta Ciencia, puedes aplicar inmediatamente sus verdades espirituales con resultados prácticos.

También llegué a darme cuenta de que puesto que Dios no viene con cargas emocionales ni tiene malas cualidades, mi identidad como Su creación no es una mezcla de bien y de mal.

Ahora entiendo mucho mejor que la tristeza no es más poderosa que la alegría y que nada puede separarme, ni a mí ni a nadie, del amor de Dios.

El pensamiento resucitado afirma el eterno valor de cada persona para el Dios infinito que nos creó a cada uno de nosotros.

Pensé en las numerosas cualidades propias del Cristo que este hombre expresaba, tales como pureza, inocencia y humildad; y en que esas cualidades eran eternas, una parte permanente de su identidad.

Estaba seguro de que debía haber un significado más amplio y profundo en el llamado de Mary Baker Eddy a “refrenar el crimen”.

Independientemente de que seamos hombres o mujeres, podemos tomar medidas prácticas para ser justos y equitativos en nuestro pensamiento y trato con los demás.