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Me sentí confiada en el conocimiento de que la ley divina por la cual Jesús sanó es igualmente aplicable y eficaz hoy en día.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, sentí como si me hubieran quitado una pesada carga de encima. Me di cuenta de que nuestro Padre-Madre Dios tiene un bien maravilloso, no solo para mi familia, sino para mí también.

Después de orar con esta declaración por unos momentos, de repente sentí un suave “ting” en mis oídos y el dolor desapareció de inmediato.

En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, he aprendido que el amor de Dios está en todas partes y que siempre estoy en Sus brazos amorosos.

La oración que sana destruye nuestras creencias sobre la enfermedad, o cualquier problema que estemos enfrentando, y revela un sentido más claro de Dios como el bien infinito, y de la presencia de la armonía.

No importa cuánto tiempo hayas tenido una relación difícil con alguien, la curación siempre es posible.

Una decisión humana, ya sea que se viera como favorable o desfavorable, nunca tendría el poder de paralizar o extinguir el bien.

Razoné que no importaba lo que los sentidos materiales informaran, en realidad moraba en la consciencia del Amor en ese mismo momento.

En este reino Dios, también conocido en la Ciencia Cristiana como Amor y Mente, está siempre presente y reina.

He aprendido mucho de esta experiencia, lo más importante es que Dios es todopoderoso y nos ama. Además, debido a que Dios es Amor, Él no nos castiga.