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Me di cuenta de que no eran mis parientes los que necesitaban cambiar, sino mi forma de pensar acerca de ellos.

Mientras pensaba más profundamente en la promesa de ese versículo, me llegó un mensaje angelical —un pensamiento de Dios— que iluminó claramente mi consciencia.

El hecho de que el hombre no tiene más Mente que Dios es la base de la reforma, un hecho que debe demostrarse.

Cuando actuamos de acuerdo con las ideas divinamente inspiradas que nos vienen con respecto a cómo amar, todas las personas envueltas son bendecidas.

¡No hay obstrucción en la acción armoniosa de la Mente!

Pude ver cuán cierto es que ser más consciente del amor de Dios cambia todo. De hecho, Dios no solo da amor; Dios es Amor, como dice la Biblia.

Cuando expresamos gratitud antes de tener alguna prueba o razón para ello, simplemente estamos agradecidos por vivir y expresar a Dios como Principio, Vida y Amor, y podemos estar completamente expectantes y seguros de continuar experimentando el bien ininterrumpido.

Cristo Jesús vio más allá de los marcadores materiales de la cultura y la raza, y vio la verdadera identidad espiritual de los demás.

A medida que abandonamos una perspectiva material de la existencia, comenzamos a reconocer que Dios es el Dador de todo el bien, la única Vida, Verdad y Amor.

Entonces recordé que podía orar por cualquier situación, incluyendo esta. Dejé de buscar y comencé a orar.