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Original Web

El ajuste perfecto

Del número de enero de 2025 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 26 de febrero de 2024 como original para la Web.


Poco después de comenzar la universidad, me di cuenta de que quería expresar más mi individualidad. Esto me llevó a comprar un abrigo de lana hasta los tobillos y botas de combate en una tienda de segunda mano, los cuales eran varias tallas más grandes. Después de ir por primera vez en bicicleta a clase un día lluvioso, el abrigo estaba mojado y pesado, y las puntas de mis botas de combate se enroscaron como los zapatos de un duende. No era exactamente la apariencia que buscaba.

Aunque pensaba que mi nuevo estilo encajaba con lo que yo era, en realidad me sentía incómodo al centrarme tanto en mí mismo, aunque no estaba muy seguro de por qué. Pero pronto me enteraría.

Desde niño, asistí a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, donde aprendí que mi identidad era espiritual y que soy el reflejo de Dios. Ahora, a medida que continuaba mi estudio de la Ciencia Cristiana, aprendí más acerca de lo que eso realmente significa. Empecé a valorar mi individualidad definida no por mí, sino por Dios. Aprendí que mi individualidad es inconfundible, amada y completa. A medida que comprendía mejor este sentido espiritual de identidad, comencé a enfocarme menos en mí mismo y busqué, en cambio, formas de amar a los demás. Esto me llevó a tener la oportunidad de trabajar en un centro de crisis y residencia de transición. También comencé a asistir a una Escuela Dominical local de la Ciencia Cristiana y a las reuniones de la organización de la Ciencia Cristiana en el campus. Tenía el deseo cada vez más profundo de sentirme más cerca de mi Padre-Madre Dios. 

Aprendí que ser más consciente del gran valor de nuestra identidad espiritual, nuestra individualidad como hijos valiosos de Dios, conduce inevitablemente a una libertad más plena para ser quienes somos. Para mí, esto significa comenzar a conocernos a nosotros mismos como Dios nos conoce: hermosos, buenos y amados. Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras habla de nuestra individualidad espiritual en este pasaje: “El hombre no está absorbido en la Deidad, y el hombre no puede perder su individualidad, pues refleja la Vida eterna; ni es una idea aislada y solitaria, pues representa la Mente infinita, la suma de toda la sustancia” (Mary Baker Eddy, pág. 259).

Muchos factores en nuestras vidas pueden llevarnos a pensar que necesitamos centrarnos en nosotros mismos y dar forma a nuestra propia identidad. O, si formamos parte de o somos un grupo, podemos sentirnos definidos por los demás y despojados de nuestra individualidad. Pero hay una tercera opción: podemos recurrir a una visión de nosotros mismos que está completamente definida por Dios. Podemos estar completamente satisfechos con el entendimiento de que pertenecemos y expresamos al Espíritu, otro nombre para Dios. Esto incluye tanto una individualidad brillante como relaciones significativas que demuestran que somos parte de la familia de Dios. También incluye una sensación de paz y la certeza de que nuestra identidad ya es la correcta. Así que, aunque siempre podemos descubrir más sobre quiénes somos, no hay nada que necesitemos añadir a nuestra identidad y nada que se pueda quitar de ella. 

Puede que no haga falta decirlo, pero no pasó mucho tiempo antes de que me deshiciera de los zapatos y el abrigo demasiado grandes. Gracias a lo que aprendí en la Ciencia Cristiana, había encontrado algo que se adaptaba mucho mejor a mí. 

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