Originales Web
Nunca estamos realmente separados de nuestros seres queridos. Nuestro hogar —nuestro sentido de amor, consuelo y de pertenecer a un lugar— es el hogar de Dios. Bajo el único “techo” de nuestro Padre-Madre Dios, todos somos cuidados, todos estamos juntos y todos podemos estar en paz.
Estudiar en la escuela en línea únicamente era bastante difícil para esta estudiante de bachillerato. Pero tener una profesora exigente empeoró aún más las cosas. Afortunadamente, esta adolescente tenía la Ciencia Cristiana para ayudarla a aprender a pensar en la situación de una manera diferente y sanadora.
La Ciencia Cristiana revela que, en lugar de ser fusiones de lo físico y lo espiritual, por ser creaciones de Dios permanecemos en el estado del ser completamente espiritual y puramente bueno que Dios, desde el principio y permanentemente, provee para nosotros.
Luchando con la inseguridad y la baja autoestima, esta estudiante de bachillerato no parecía verse a sí misma como inteligente o capaz. Pero cuando obtuvo el papel principal en una obra de Shakespeare, supo que algo tenía que cambiar, y lo que había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana allanó el camino para un gran cambio.
Mientras intentaba ayudar a su hermanita a encontrar a Fluffy, una querida gatita de peluche, Holly le pidió a Dios que la ayudara. Y lo hizo, a través de mensajes angelicales que la guiaron a encontrar a Fluffy.
El Cristo nos llama a mirar más allá de la percepción de la existencia humana como una experiencia sombría, destinada a morir, y reconoce que la Vida, Dios, es hermosa, fresca, continua y nueva.
Tal vez sientas que tu Navidad está demasiado llena de actividades o expectativas después de la tan disminuida Navidad del año pasado, o demasiado llena de cuestionamientos acerca de si es conveniente celebrarla bajo la sombra de la continua incertidumbre. O quizá tus festividades no están lo suficientemente llenas, porque estás a la espera de una invitación para reunirte con amigos o familiares.
Era Nochebuena y sufría de lo que parecían ser síntomas de neumonía. Ella sanó al orar y meditar que el regalo de Dios del Cristo, la Verdad, para todos nosotros está eternamente presente, mostrando que la salud, la abundancia, la bondad y la alegría están presentes y nunca se pueden perder.
Para esta autora, la baja autoestima, la ansiedad y la depresión parecían la norma, y le costaba entender quién era o por qué existía siquiera. Cuando un mensaje de texto de su hermano la refirió a Ciencia y Salud para encontrar respuestas, su ira se convirtió inesperadamente en alivio y asombro.
Su compromiso de estar en la Escuela Dominical era un deseo innato de conocer mejor a Dios y seguirlo más. Lo que obtuvo de la Escuela Dominical hizo que esa asistencia “obligatoria” pareciera un regalo.