Estaba disfrutando del campamento con mi familia. Un día, me di cuenta de que unos niños estaban jugando al otro lado de un puente amarillo. Yo quería ir a jugar con ellos. Pero estaba nerviosa porque uso una silla eléctrica para moverme. El puente era empinado y no quería volcarme.
En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana aprendí algo que me ha ayudado cuando me siento nerviosa o asustada. Yo decido si mis pensamientos deben recibir una luz roja, una luz amarilla o una luz verde. Eso significa que presto atención a mis pensamientos para ver si debo detenerlos (luz roja), si debo callarme y escuchar a Dios para que me diga qué hacer (luz amarilla), o si un pensamiento es realmente de Dios (luz verde). Sé que Dios es bueno. Así que cualquier pensamiento que no sea bueno no es de Dios y recibe una luz roja.
Se me ocurrió la idea de que podía cruzar lentamente el puente en la silla. Mi mamá también me dijo que fuera despacio, y yo escuché.
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