En una de mis reuniones anuales de la asociación de estudiantes de la Ciencia Cristiana, mi maestra de la Ciencia Cristiana mencionó que debe haber compromiso antes de que pueda haber convicción. Aprender más acerca de Dios es una travesía llena de alegría, y hace varios años, me comprometí a profundizar mi comprensión de Dios.
Durante este período para mejorar mi estudio, dediqué la mayor parte de mi tiempo libre a leer Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, estudiar mis notas de la instrucción de clase de la Ciencia Cristiana, llenar mi pensamiento de las ideas compartidas en las revistas de la Ciencia Cristiana y orar a diario con ideas de las Lecciones Bíblicas semanales descritas en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana.
Una mañana, mi esposo, que no es Científico Cristiano, se molestó mucho conmigo por una visión espiritual que le había contado. Reaccionó con indignación, diciendo que lo único que había estado haciendo últimamente era leer “¡ese libro!” (Ciencia y Salud). Dijo que ya no tenía ningún deseo de ir conmigo en las vacaciones que habíamos planeado para la semana siguiente, e incluso llegó a preguntarme si quería divorciarme porque tal vez yo era “demasiado espiritual” para él. Comentó que ni siquiera me conocía, puesto que yo había cambiado.
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