Para jóvenes
Nuestra joven autora cuenta que por medio de la oración comprendió que no tenía que escribir un trabajo por su cuenta. Dios estaba allí con ella, inspirándola y dándole ideas inteligentes todo el tiempo.
Nada puede quitarnos la alegría y la fortaleza que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros. Con esta comprensión espiritual, durante un viaje, nuestro joven autor sanó y pudo continuar divirtiéndose con sus amigos.
Após o término de um namoro nossa jovem autora percebeu, por meio da oração, que o Amor divino está sempre amando e confortando a todos. Por refletirmos o amor de Deus, nada pode fazer com que deixemos de expressar amor para com outras pessoas e de sermos amados.
“¿Qué pasa si tus sentimientos por mí cambian después del campamento?”, pregunté. “Eso es imposible”, dijo.
“¿Estás bromeando? ¿Quieres que haga qué? ¡Qué estupidez!” Sí, esa era yo de adolescente, alterándome cada vez que mi mamá me decía qué hacer. Pensamientos como éstos luego darían lugar a conversaciones hostiles con mi mamá donde le decía cosas que más tarde me daba cuenta que no había querido decir.
No podía imaginar que conseguir un novio fuera a significar también convertirme en una científica cristiana. Pero eso es exactamente lo que sucedió.
De niña, nunca quería dar mi opinión o llamar mucho la atención. Mejoré un poco respecto a esa falta de confianza en mí misma cuando empecé a asistir a un campamento para Científicos Cristianos todos los veranos, y aprendí a identificarme espiritualmente: que soy buena y valiosa, como Dios me creó.
Estoy en mi último año de la secundaria y vivo en Nicaragua. El año pasado, durante las vacaciones de la escuela, tuve la oportunidad de viajar a Suiza para visitar a mi prima y a su esposo, que tienen dos niños pequeños.
Un día, hace dos años, fui a andar en bicicleta con algunos amigos, y en nuestro camino de regreso de repente me topé con una piedra grande. Mientras trataba de frenar la bicicleta y desviarme de la dirección en donde estaba la piedra, el manubrio se bloqueó y salí lanzado hacia adelante.
En mi casa teníamos un mueble como de un metro de altura, donde había una pantalla de computadora vieja, que pesaba casi tanto como una televisión de las de antes. Fui a sacar unas cosas de debajo del mueble y la pantalla se me vino encima golpeándome fuertemente la cabeza.