
Para jóvenes
En el año 2010, cuando aún vivía en Río de Janeiro, Brasil, tuve la oportunidad de pasar el mes de junio en los Estados Unidos. Entre otras actividades, visité una universidad a la que estaba interesada en asistir, en el estado de Illinois.
Cada día, al levantarme siento que Dios está conmigo, que me está cuidando y demostrándome que estoy protegido. No tengo que tener miedo de que algo malo pueda pasarme.
En mayo de 2013, tuve la maravillosa oportunidad de viajar a Tibet, en China. Oré mucho mientras me preparaba para realizar el viaje, y recibí una inspiración tras otra.
Era época de mangos, y yo estaba deseando comer algunos. En la subdivisión donde vivía, había un árbol de mango alto, y una mañana, vi que había dos mangos maduros en una de las ramas más altas, así que decidí trepar el árbol y recoger la fruta.
Soy alumna de una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, donde aprendo acerca de la Biblia y las obras de curación de Jesús. También aprendo que Dios es el bien infinito y que Su creación es buena.
Me gustaría contarles cómo he sido bendecida al poner en práctica las enseñanzas que he recibido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Una mañana, no hace mucho, fui a rendir el examen para ingresar a la universidad.
A principios del año pasado, fui un día a la cafetería de la universidad con mis amigos. Ellos se sentaron en un banco afuera de la cafetería, y yo fui a comprar un bocadillo.
El Heraldo entrevistó a cuatro estudiantes internacionales que el verano pasado estuvieron haciendo una pasantía en La Iglesia Madre: Palesa Shirley Moihloe de Sudáfrica , Oliver Simpson de Inglaterra , MoonHee Kwon de Corea del Sur , y Job Okello de Kenya . Ellos hablaron sobre los desafíos que enfrenta la juventud en sus propios países, y cómo oraron para superarlos en sus propias vidas.
Esta Navidad comparte el espíritu juvenil del Cristo con dos colecciones en línea de artículos para jóvenes y niños, publicados este año en El Heraldo. Estas colecciones vienen con su propia portada e índice, y son nuestro regalo para ti.
Un día, pasé a recoger a mi hermana mayor por su trabajo para irnos caminando juntas a casa. Me quedé esperándola afuera del edificio, cuando noté que un muchacho, aparentemente muy drogado, pasaba junto a mí.