"Quita Tu Calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es" (Exodo 3:5), fue la orden que Dios le dio a Moisés. Muchas veces en mi vida he sentido como si estuviera parada en tierra santa, y esto se debe a la Christian Science.
Cuando mi madre tenía nueve años, sanó de meningitis espinal mediante el tratamiento en la Christian Science, y esta curación fue un hito fundamental para toda la familia. Hemos tenido numerosas curaciones físicas, sin mencionar la protección y guía constantes y el reconocimiento de que la bondad divina es lo normal.
Hace unos años, me despertó por la noche nuestro hijo pequeño, porque necesitaba ayuda. Me levanté, lo abracé, le dije unas palabras, le cambié la ropa y se volvió a la cama en paz. No obstante, al salir de su habitación sentí un dolor tremendo, como nunca antes había sentido. Teníamos invitados durmiendo, y prácticamente todos los cuartos estaban ocupados. Pude llegar al baño y me senté en el suelo. Me sentí miserable y sola; necesitaba ayuda inmediata. Aún hoy siento la esperanza que iluminó mi pensamiento, cuando recordé que tenía la ayuda allí mismo: Dios es mi Médico, como nos asegura la Biblia, cuando dice, por ejemplo: "Yo soy Jehová tu sanador" (Éxodo 15:26).
Entonces me puse a pensar en la declaración científica del ser, que comienza: "No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo" (Ciencia y Salud, pág. 468).
En un momento de claro entendimiento comprendí que este "Todo", la totalidad y unicidad de Dios, contrapone por siempre toda posibilidad de vida, verdad, inteligencia o sustancia en la materia. Y como este "Todo" era el "Único", supe, sin ninguna duda, que este dolor no era mi experiencia y yo podía sentir que la Vida es Espíritu. Sané instantáneamente. La curación fue tan completa que volví a la cama, dormí profundamente, y a la mañana siguiente no me acordé del incidente hasta que encontré la ropa de nuestro hijo, que yo le había cambiado la noche anterior.
Hace poco, me enfermé seriamente y tuve que permanecer en cama. Alguien tuvo que venir y cuidar de mis hijos y de mí. Parte del problema era una seria infección de la vejiga, acompañada de extrema debilidad. Al hablar con un practicista de la Christian Science sobre el problema, me alentó, entre otras cosas, a reflexionar sobre esta oración de Ciencia y Salud: "No se puede desparramar el fuego y al mismo tiempo dar en el blanco" (pág. 457).
Al pensar detenidamente en esto y en conceptos como foco de atención, percibí la importancia de cumplir el Primer Mandamiento: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:3). Me esforcé con sinceridad y de todo corazón por poner todo lo que hubiera en mi pensamiento y en mi diario vivir bajo el control de este mandamiento y no adorar nada que se opusiera a Dios. Esta oración incesante, prácticamente cambió por completo mi vida. Relaciones complicadas se arreglaron, y cancelé algunos proyectos que me distraían. Me pidieron que presentara la solicitud para un puesto de profesor adjunto en una universidad, algo que siempre había querido hacer, pero pensaba que era imposible porque no había en toda Alemania un puesto abierto en mi especialidad. Me presenté y me contrataron, y sané total y permanentemente de todos los síntomas que había tenido.
No puedo expresar adecuadamente la gratitud que siento por la Christian Science. Mi admiración se puede expresar en algo que nuestros dos hijos dijeron hace poco. La Lección Sermón del Cuaderno Trimestral de la Christian Science, incluía este versículo: "Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes" (Salmo 36:5) Ambos chicos comentaron: "Y se extiende aún más allá de los cielos".
Hamburgo, Alemania