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Sanó de un colapso nervioso

Del número de julio de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Conoci La Christian Science en Nueva York, cuando pasaba por un momento de desesperación. Habíamos venido de Costa Rica para cursar estudios universitarios. Pero mi hermano no podía estudiar porque se le desarrolló una dolencia de la vista para la cual ni la medicina ni la psiquiatría encontraban solución.

Le conté el problema a un profesor que siempre manifestaba gran serenidad. Él me indicó que tenía algo que podía ayudar a mi hermano y le obsequió un ejemplar de Ciencia y Salud. Mi hermano lo leyó y sanó.

Esto me impresionó sobremanera y me llevó al estudio de la Christian Science. Tiempo después tuve algo que pareció ser un colapso nervioso. Sentía que estaba sumido en una gran oscuridad. El muchacho que antes había sido atrevido y valiente, ahora sentía terror y era acosado constantemente por pensamientos de muerte. Me aterrorizaba hasta subir a un elevador o un automóvil. Me aferré a la Christian Science como único recurso. Había mucha lógica en lo que me decía Ciencia y Salud que me motivaba a seguir su estudio. Comencé a visitar una iglesia filial y le pedí ayuda a un practicista de la Christian Science. Al tiempo todos esos síntomas desaparecieron, terminé mis estudios y empecé a trabajar profesionalmente.

Años más tarde desperté una noche con los mismos pensamientos negativos y el terror que antes me habían agobiado. Pero ahora yo estaba preparado para lidiar con las sugestiones. Pensé en las verdades que había aprendido en la Christian Science, que Dios es Amor y no nos envía algo que cause sufrimiento; que un pensamiento destructivo no se origina en Dios, la Mente divina, y que yo soy hijo de Dios y merezco todo lo bueno. Al cabo de aproximadamente dos horas el problema desapareció. Pero se presentó dos o tres veces más y esta vez declaré la Verdad con insistencia y convicción, reconociendo que Dios era la única presencia. A los pocos minutos me sentí liberado. La curación fue instantánea y permanente. El estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud había establecido en mi conciencia la libertad de que nos habló Cristo Jesús cuando dijo: "conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres". (Juan 8:32)

Por medio de la Christian Science he podido resolver también otros problemas. En una ocasión se me formó un enorme absceso en la cara. Después de orar por algunos minutos llamé a un practicista para que me ayudara. De la conversación sólo se me grabó la idea de que Dios es Amor y que algo tan alarmante como un desfigurante absceso no era producto de ese Amor. Ese sencillo argumento eliminó todo el temor, de manera que hasta olvidé que tenía un absceso. Unas horas más tarde, cuando sin querer pasé frente a un espejo, me di cuenta de que mi rostro había vuelto a la normalidad. No entendí en aquel entonces cómo ocurrió la curación, pero esa experiencia me ha servido como un fuerte pilar en mi formación espiritual. Fue prueba clara de lo que nos dice la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: "La Verdad tiene un efecto sanador, aun cuando no se comprenda totalmente" (pág. 152).

Mi gratitud se eleva a Dios por todo el bien que ha llegado a mi vida por medio de esta maravillosa Ciencia divina. Las palabras no pueden expresar el agradecimiento que siento a nuestro gran Maestro Cristo Jesús y a nuestra amada guía, Mary Baker Eddy. Su profundo amor por la humanidad es una fuente constante de inspiración para mí. Mi mayor deseo es demostrar cada vez más esta Ciencia, y compartirla con todo corazón receptivo.


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