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Se torció una muñeca y sanó con la oración

Del número de junio de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Al Principio mi entendimiento de la Biblia era muy vago y distorsionado. A veces cuando leía las Escrituras las tergiversaba según mis intereses, pero con la ayuda de Ciencia y Salud no lo hice más. La Christian Science me ayudó a dejar de pensar en mi estado de salud y comencé a pensar en Dios. Como resultado, tengo ahora un entendimiento más claro de Él. También he adquirido una mejor comprensión de mi identidad y de lo que es la salvación.

Cierto día, al salir a caminar a la hora del crepúsculo, resbalé y me torcí una muñeca cayendo con todo el peso de mi cuerpo sobre ella. El dolor era tan fuerte que al principio no supe qué hacer. Al cabo de unos minutos, empecé a orar y a afirmar que Dios está siempre a mi alrededor, que como idea espiritual no puedo tener caídas, que soy recto y el reflejo de Dios. Afirmé mi perfección, mi semejanza indestructible del Dios Todopoderoso. Percibí que como idea de Dios, estaba tan a salvo como Dios mismo está. Después de unas horas, no sólo desapareció el dolor, sino que sané completamente de la rigidez e inmovilidad de la muñeca.

En otra ocasión, también sané de la irritación de un ojo, que repentinamente se me presentó cuando viajaba en ómnibus para ir al servicio dominical de la iglesia filial, de la cual soy Segundo Lector. A medida que se aproximaba la hora del servicio, el malestar parecía empeorar.

Mientras esperaba que comenzara el servicio, oré para percibir que yo era la imagen y semejanza de Dios, el Amor armonioso, y para comprender que todo lo que podía expresar, provenía del Espíritu y era del todo bueno. Afirmé que en la totalidad de mi ser no había elemento alguno que pudiera hacerme daño. También declaré que las Escrituras que iba a leer son la Palabra de Dios y que el poder de Dios está intacto, es irreversible, incontrovertible e indivisible. La irritación dejó de molestarme de inmediato. Pude leer perfectamente y con autoridad.

Si bien estoy feliz de obtener las curaciones físicas, mi mayor riqueza es aprender más de mi verdadera relación con Dios y Su constante presencia en mi vida. Estoy sinceramente agradecido por todo el bien que he tenido desde que comencé a estudiar la ley de Dios.


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