
Relatos de curación
Entre Las Curaciones que nuestra familia ha tenido se encuentran: ampollas en todo el cuerpo, sordera por una herida ocasionada por una granada durante la guerra, síntomas de pulmonía, tiña, y polio; el temor extremo de hablar en público, una hemorragia interna crónica, varias picaduras de abeja, resfríos, gripe, depresión, problemas matrimoniales, aflicción, dificultades en el trabajo, y dolores fuertes de cabeza. La oración nos ha sanado de todas estas condiciones en forma permanente.
La Hermosura De la curación por medio de la oración radica en que tanto las lecciones que se aprenden como las mejoras físicas que se producen como resultado de esas lecciones, son permanentes. Hace algunos años, mientras patinaba en el hielo, me caí y se me dislocó un hombro.
Una Mañana Temprano estaba preparándome para ir a trabajar a la Sala de Lectura que tiene nuestra iglesia, y aunque no me sentía muy bien, seguí adelante. Luego tuve náuseas y mareos.
En Una Ocasión poco después de la Navidad experimenté malestar en el abdomen y pasé varias noches muy adolorida. Hace ya muchos años que tengo un empleo en el comercio al por menor que me tiene de pie todo el día, y después del ajetreo de las fiestas fui tentada a creer que me había esforzado tanto que como resultado sufría de ese problema físico.
Durante El Verano de 1993, fui a pasar una semana a un campamento para jóvenes Científicos Cristianos. La mayoría de mis amigos y yo decidimos ir a pescar.
Al Poco Tiempo de haber conocido la Ciencia Cristiana en 1972, me sometí a un examen médico por un problema en la garganta. Me diagnosticaron fisuras en las cuerdas vocales.
Al Hablar De la Ciencia Cristiana me da satisfacción recordar mi primera curación, que para mí es una de las más importantes que he tenido. En la primavera de 1990, me obsequiaron el libro Ciencia y Salud, y en el verano de ese mismo año por primera vez, fui de viaje al exterior, a visitar Inglaterra.
Me Gustaría Compartir un testimonio de curación que ocurrió hace dos años. Apurada para ir a trabajar, me descuidé y derramé como dos litros de agua hirviendo sobre mi pierna.
Cuando Una Mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, tocó el borde del manto de Jesús y fue sanada (véase Lucas 8:43–48), Jesús preguntó quien lo había tocado. La mujer vio la necesidad de decirle que era ella quien lo había tocado.
Yo Estaba Trabajando en el Ministerio del Gobierno Federal en Lagos cuando un Científico Cristiano me dio a conocer Ciencia y Salud escrito por la Sra. Eddy.