En Escritos Misceláneos, la Sra. Eddy escribió una maravillosa promesa: "Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria. Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis" (pág. 307).
Descubrí este pasaje durante un período de mucha tensión en que pasé varios meses sin trabajo y no tenía qué comer, y busqué en mi oración la ayuda de Dios. Lo encontré tan inspirador, que tomé una cartulina lo copié con un marcador azul grande y lo colgué encima del espejo que está sobre mi cómoda, para que fuera la primera cosa que veía cada vez que me levantaba. Me detenía, y en medio de bostezos, reflexionaba sobre él con detenimiento y en oración. Creía en lo que decía. Agradecía a Dios por tenerlo. Traté de ser obediente a lo que decía: no pedir para el mañana, esperar sin dudar, y saber que tendría todo lo que necesitara en todo momento.
Mi esposo y yo comenzábamos nuestra rutina de encontrar empleo cada día, llenos de esperanza y fe. Pero no surgía ningún puesto. No obstante, estábamos aprendiendo que la provisión de Dios es el resultado de Su ley de provisión y demanda. Donde hay una necesidad o demanda genuina, allí mismo está la provisión espiritual inmediata para satisfacerla.
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