
Relatos de curación
Un Día En septiembre de 1992, la esposa de un primo vino corriendo a mi casa a pedir auxilio. Estaba con tanto miedo que no podía explicar lo que había sucedido.
Cuando Encontré La Ciencia Cristiana yo estaba en un estado emocional desesperante. Estaba envuelta en una relación sexual prematrimonial, fumaba y bebía, me sentía con mucha falta de dirección, triste, con miedo, ira y confusión.
Pasados Mis Veinte años, cuando mi primer matrimonio había acabado, tuve en un momento dado una cita con un hombre que nunca había fumado ni tomado bebidas alcohólicas. Él había crecido con las enseñanzas de la Ciencia Cristiana.
Cuando Era Niño mi familia vivía en una zona peligrosa y violenta, y nuestra vida no era feliz. En nuestro hogar había mucha discordia.
¡Qué Bendición haber podido confiar en la Ciencia Cristiana ante cualquier necesidad durante toda mi vida! Cuando esperaba el nacimiento de nuestro segundo hijo, repentinamente tuve algunos síntomas alarmantes, entre ellos pérdidas de sangre, los cuales indicaban la posibilidad de que se produjera un aborto. Antes de este embarazo había tenido un niño que nació muerto, y ahora sentía mucho temor.
Cuando Tenía Dieciocho años, tuve una curación mediante la Ciencia Cristiana que, junto con las lecciones que aprendí, cambiaron totalmente mi vida para bien. También fue notable el cambio de actitud hacia los demás que se operó en mí.
Entre Las Curaciones que nuestra familia ha tenido se encuentran: ampollas en todo el cuerpo, sordera por una herida ocasionada por una granada durante la guerra, síntomas de pulmonía, tiña, y polio; el temor extremo de hablar en público, una hemorragia interna crónica, varias picaduras de abeja, resfríos, gripe, depresión, problemas matrimoniales, aflicción, dificultades en el trabajo, y dolores fuertes de cabeza. La oración nos ha sanado de todas estas condiciones en forma permanente.
La Hermosura De la curación por medio de la oración radica en que tanto las lecciones que se aprenden como las mejoras físicas que se producen como resultado de esas lecciones, son permanentes. Hace algunos años, mientras patinaba en el hielo, me caí y se me dislocó un hombro.
Una Mañana Temprano estaba preparándome para ir a trabajar a la Sala de Lectura que tiene nuestra iglesia, y aunque no me sentía muy bien, seguí adelante. Luego tuve náuseas y mareos.
En Una Ocasión poco después de la Navidad experimenté malestar en el abdomen y pasé varias noches muy adolorida. Hace ya muchos años que tengo un empleo en el comercio al por menor que me tiene de pie todo el día, y después del ajetreo de las fiestas fui tentada a creer que me había esforzado tanto que como resultado sufría de ese problema físico.