
Relatos de curación
Me Gustaría Compartir un testimonio de curación que ocurrió hace dos años. Apurada para ir a trabajar, me descuidé y derramé como dos litros de agua hirviendo sobre mi pierna.
Cuando Una Mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, tocó el borde del manto de Jesús y fue sanada (véase Lucas 8:43–48), Jesús preguntó quien lo había tocado. La mujer vio la necesidad de decirle que era ella quien lo había tocado.
Yo Estaba Trabajando en el Ministerio del Gobierno Federal en Lagos cuando un Científico Cristiano me dio a conocer Ciencia y Salud escrito por la Sra. Eddy.
Desde Que Tenía siete años, estuve en busca de la verdad que me llevó a examinar varias denominaciones cristianas. Comprendía las enseñanzas de cada una de ellas, pero me era imposible aceptar ninguna de ellas totalmente; por lo cual empecé a investigar otras religiones, también sin resultado.
Poco Tiempo Después de conocer la Ciencia Cristiana, estaba hirviendo la ropa que estaba lavando en una estufa provisional. Al levantar la olla, se me resbaló y el agua hirviendo se me derramó encima.
Cuando Mi Esposa y yo nos jubilamos, quisimos dedicarnos a servir como voluntarios en la Ciencia Cristiana. Oramos en busca de dirección, reconociendo que “el deseo es oración”, como dice en la primera página de Ciencia y Salud: “El deseo es oración; y nada se puede perder por confiar nuestros deseos a Dios, para que puedan ser modelados y elevados antes que tomen forma en palabras y en acciones”.
Desde Muy Pequeña y hasta la edad de veinte años asistí regularmente a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Llegué a amar y a confiar en todo lo que aprendí allí, y me esforcé por poner en práctica las enseñanzas de la Ciencia Cristiana a lo largo de todos estos años.
Segun Cuenta Mi mamá, una amiga la vio en una época de gran tristeza y sufrimiento y le recomendó la Ciencia Cristiana. Ella había tenido nueve hijos, tres de los cuales habían fallecido en su infancia, y uno había nacido muerto.
Durante El Primer semestre de mi segundo año en la universidad, tomé un curso de física para principiantes. Apenas podía mantenerme al día con todas las lecturas, los deberes de laboratorio y los problemas que se nos exigía solucionar.
El 25 De Abril de 1993, asistí con toda mi familia al servicio religioso de mi iglesia filial en Imo River-Obigbo, Nigeria. Desde el púlpito se leyó el relato de la curación del siervo de un centurión (véase Lucas 7:2—10).