Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Cuando Conocí la...

Del número de agosto de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando Conocí la Ciencia Cristiana no estaba buscando sanarme de algo en especial, sino tener un entendimiento más claro de Dios. Sin embargo, cuando empecé a estudiar tuve curaciones. Al poco tiempo dejó de aparecer una erupción en la piel que tenía cada primavera, y pronto algunos problemas debidos a úlceras en las amígdalas también desaparecieron.

Hace veintiséis años, mi familia decidió hacer un gran cambio y emigramos a otro país. Fuimos bendecidos de inmediato por el afecto tan espontáneo que nos brindaron nuestros amigos Científicos Cristianos en donde nos mudamos. De ahí en adelante nunca tuvimos dificultades en encontrar rápidamente un lugar para vivir, debido a la comprensión del concepto de hogar que nos ha dado la Ciencia Cristiana. Verdaderamente, en un período, de diez años nos mudamos por lo menos nueve veces, y siempre fue a un lugar mejor. Durante ese período también tuvimos una crisis económica, y perdimos todo nuestro dinero y propiedades. Pero encontramos la forma de cumplir con nuestras necesidades inmediatas y posteriores, al reconocer por medio de la oración que Dios nos brinda todo el bien. Hace cinco años pudimos construir una casa a nuestro gusto.

La curación más reciente ocurrió en 1993. Yo había usado anteojos desde niña. En 1993 el oftalmólogo me informó que mi vista presentaba evidencias de cataratas y que en diez años necesitaría operarme. No acepté el diagnóstico y oré para verme como la idea perfecta de Dios, cada vez que esta predicción me venía al pensamiento.

En dos exámenes posteriores diagnosticaron lo mismo, sólo que el período se iba acortando. Entonces comprendí que debía tomarme el tiempo para estudiar más profundamente y con mayor consagración y así comprender qué es la vista. Investigué en nuestro Pastor, la Biblia y Ciencia y Salud y en otros escritos de la Sra. Eddy, estudié referencias sobre ceguera, vista, entre otras. Una de las frases que me ayudó a encontrar la verdadera perspectiva de lo que es la vista fue la adaptación que hice de las palabras de Cristo Jesús en Juan 5:30: "No puedo yo hacer nada por mí mismo" por "No puedo yo ver nada por mí misma". Después de todo, mi propósito de existir es para dar testimonio de Dios, la Mente que todo lo ve.

En 1993, fui al oftalmólogo para otra revisación, tras recibir una nota que me recordaba que me presentara. Para ese entonces yo había dejado de usar los anteojos por que estaban fuera de foco y me podía manejar bien sin ellos. El oftalmólogo me revisó los ojos, y los volvió a revisar porque no pudo encontrar rastro de cataratas. No tenía ninguna explicación que dar y dijo que no podía creer que fuera posible que las cataratas hubieran desaparecido. Mi vista, en general también había mejorado, que era lo opuesto a lo que él esperaba debido a mi edad.

Estoy muy agradecida a Dios por todo lo bueno que mi familia y yo hemos recibido y que aún experimentamos a través de la práctica de la Ciencia Cristiana. En especial deseo expresar mi gratitud a la Sra. Eddy por su maravilloso descubrimiento de la Ciencia Cristiana y su devoción para descubrirla y fundar su Iglesia.




La Iglesia Madre
es La Primera Iglesia de Cristo, Científico,
en Boston, Massachusetts.
Sus filiales se denominan Iglesias de Cristo,
Científico, y Sociedades de la Ciencia Cristiana.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / agosto de 1997

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.