Relatos de curación
A Comienzos De 1991 sentí repentinamente un dolor en los riñones y síntomas de tener cálculos renales. No podía realizar las tareas domésticas y tenía que permanecer en cama.
En 1989 Me mudé a un lugar que es bastante accesible en cuanto al transporte público, para trasladarme de una zona a otra sin dificultades; pero la oficina donde trabajaba la tenía un tanto apartada, cosa que no era conveniente. Una tarde en la que me encontraba orando, vino a mi pensamiento una idea que me pareció buena.
Hace Algunos Años yo era gerente de un departamento de control de calidad en mi nueva compañía. Un gerente de otro departamento tenía un punto de vista diametralmente opuesto al mío.
Cuando Tenia Nueve años, encontré literatura de la Ciencia Cristiana en la casa de mi abuela materna. De allí en adelante yo leía de vez en cuando Ciencia y Salud, en especial la oración del Padre Nuestro con la interpretación espiritual.
Este Testimonio Es una expresión de gratitud por el poder sanador de nuestro Señor y por el conocimiento que he obtenido acerca de este poder sanador. Soy relativamente nuevo en la Ciencia Cristiana, pero ya tengo muchos motivos para regocijarme.
Este Testimonio Esta muy atrasado. Después de haber leído muchos testimonios durante los últimos veintidós años, lamento no haber escrito uno mucho antes.
Cuando Termino La Segunda Guerra Mundial, fui aceptado para ingresar a un nuevo programa de entrenamiento para oficiales en la Marina de los Estados Unidos y fui asignado a una importante universidad de la Costa Este. Yo estaba muy feliz, ya que siempre había estado interesado en el mar y de otra manera no hubiera tenido los medios necesarios para acceder a una educación universitaria.
En Los Salmos leemos: “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios” (103:2). Los beneficios que he recibido durante estos últimos cuatro años han sido maravillosos, y con el corazón rebosante de gratitud doy este testimonio.
La Descripcion De cada una de las muchas dolencias físicas que he visto sanar a través de la Ciencia Cristiana, y la solución de otros problemas, llenaría un libro. Cuando tenía menos de trece años, la puerta de un autómovil se cerró en mi mano, magullando los dedos.
Con Mucha Gratitud comparto dos de las muchas curaciones que tuve por medio de la Ciencia Cristiana. Un día me resbalé en la orilla fangosa de un arroyo y me golpeé la columna vertebral contra una roca grande.