Relatos de curación
Por ser mis padres sordomudos, yo sufría de un crónico problema auditivo. Recientemente me he dado cuenta de cuánto amor me prodigaba mi madre al levantarse de su tibio lecho, a veces en temperaturas de 9 grados bajo cero noche tras noche, durante casi dieciocho años.
Una mañana me desperté con un fuerte dolor en el hombro y brazo derechos. Me levanté y me vestí con cierta dificultad.
Quisiera dar mi testimonio como prueba de que el Cristo, la Verdad, que curaba en tiempos antiguos, cura hoy en día de la misma manera por medio de la Ciencia Cristiana. Un día, mientras me bañaba, me caí repentinamente y di contra el calentador de agua que estaba muy caliente.
No hace mucho que conozco la Ciencia Cristiana, pero estoy sinceramente feliz, después de varios años de búsqueda, de haber encontrado finalmente el camino que me acerca a Dios en la vida diaria, y no solamente en ocasiones especiales. Esta religión le da propósito a la existencia, basada en una comprensión del perfecto y absoluto Principio divino, Dios, que el individuo puede utilizar no sólo para sí mismo sino para toda la humanidad.
Antes de interesarme en la Ciencia Cristiana había sido un gran fumador durante la mayor parte de mi vida. Muchas veces había intentado dejar de fumar sin lograrlo, hasta que una mañana descubrí que había perdido todo deseo por el tabaco.
Hace algunos años mi esposo y yo estábamos buscando para comprar un lote de terreno bien ubicado, pues teníamos planeado construir nuestra casa. Estábamos conscientes de que el hogar está realmente constituido de cualidades espirituales, tales como la paz, la armonía y la alegría.
Hace varios años que estudio Ciencia Cristiana y he recibido ayuda varias veces mediante el consagrado trabajo de practicistas de la Ciencia Cristiana. Un día caí enfermo con una enfermedad contagiosa que muchas personas tenían en aquel tiempo.
En abril de 1972 concurrí por primera vez a una reunión de testimonios de una Iglesia de Cristo, Científico. Pocos días antes había comprado el libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra.
Hace algunos años, mi condición física se estaba volviendo alarmante; siempre me sentía cansado y perdía peso constantemente, a pesar de la cantidad de alimentos que tomaba. Finalmente comprendí que debía tomar drásticas medidas o no me sería posible seguir trabajando.
Cuando sentí el ferviente deseo de entender las leyes espirituales de Dios, fui llevada, por el Amor divino, a las enseñanzas de la Ciencia Cristiana y tuve el privilegio de experimentar muchas curaciones y bendiciones. Hace unos quince años adquirí la convicción absoluta de que en el hombre, la imagen y semejanza divina de Dios, no puede haber síntomas de envejecimiento.