
Relatos de curación
Deseo expresar aquí parte de lo mucho que la Ciencia Cristiana ha hecho por mí. Hace ya algunos años me encontré cesante, por jubilación, de mi cargo de maestra en la escuela pública y, por consiguiente, sin mi remuneración mensual.
La Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) para mí es la cosa más hermosa del mundo porque ha realizado mi anhelo de sentir algo celestial. ¿Cómo llegué a esta maravillosa y práctica religión? Fue mediante la bondad y guía de Dios.
Cuando por primera vez me fue ofrecida ayuda de la Ciencia Cristiana en 1919, rehusé esta oferta. Algo más tarde acompañé a un familiar a consultar a una practicista de la Ciencia Cristiana, pero sólo para complacer a este familiar.
La compañía para la cual trabajo construyó y envió recientemente un tablero electroneumático instrumental para una gran fábrica de pulpa y papel en Texas, a unos tres mil quinientos kilómetros de nuestra planta, que está al noroeste de la costa del Pacífico. Debido a que los componentes internos del tablero eran algo delicados, se hizo todo lo posible con el representante de la compañía camionera para asegurarnos de que el tablero fuera transportado en un camión con suspensión neumática, en lugar de elásticos convencionales.
La Ciencia Cristiana ha bendecido mi vida durante más de sesenta años. Deseo expresar mi gratitud por esta maravillosa y demostrable religión establecida por la Sra.
Conocí la Ciencia Cristiana hace muchos años, en un tiempo de gran desdicha. Comencé a estudiarla, tratando de aplicar las verdades espirituales de la Biblia y de Ciencia y Salud por la Sra.
Durante casi veinte años me estuve preparando para hacer un viaje a los Estados Unidos. A las pocas semanas de llegar a este país conseguí un empleo muy bueno, con grandes oportunidades de progreso.
En el Salmo 29 (versículos 1, 2) leemos: “Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”.
La ayuda de un estudiante de Ciencia Cristiana fue inmensurable cuando nuestra hija fue sanada por medio de la oración. A los cuatro meses de edad, nuestra hijita enfermó gravemente.
Al ofrecer este testimonio, no puedo sino expresar el gran amor que siento hacia Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana. Desde que empecé el estudio de Ciencia Cristiana, no ha pasado un día en que yo no sienta la presencia de Dios, y he recibido muchas bendiciones.