Escribo este testimonio con la esperanza de que ayude a alguien y demuestre que la gente joven puede tener buenas curaciones que ellos mismos han llevado a cabo.
Tenía una protuberancia en la cabeza, de modo que mantenía mi cabello de un determinado largo y estilo para ocultarla. Mientras cursaba el quinto y sexto grado, trabajé con distintos practicistas de la Ciencia Cristiana acerca del problema, pero sin aparentes resultados. Desde el séptimo grado he tenido la oportunidad de asistir a un colegio para Científicos Cristianos. Esto me ayudó a aclarar mi pensamiento. No estaba tan consciente de esta protuberancia, pues la mayoría de los niños ni siquiera la miraban.
Así seguí hasta el verano de 1974, cuando mi hermana y mi hermano menores se fueron a un campamento y había más tranquilidad en casa. Entonces, decidí que ése era un buen momento para organizarme y aclarar más mi pensamiento. Comencé a trabajar regularmente con un practicista de la Ciencia Cristiana, quien me ayudó y me guió en la dirección correcta. Me dio varias ideas para hacer mi trabajo, citas de la Biblia y de los escritos de la Sra. Eddy. En especial, me gustaba trabajar con los dos poemas que la Sra. Eddy escribió a los niños pequeños y a los grandes. Se encuentran en la página 69 de Poems (Poemas).
El Regalo De Año Nuevo De La
Madre A Los Niños pequeños
Padre-Madre Dios,
en Tu amor,
guárdame al dormir,
guía mis pies al ir
de Ti en pos.
A Los Niños Grandes
Padre-Madre el bien, con amor
Te busco
paciente, manso,
en Tu camino andando voy,
despacio o de prisa,
de Ti en pos.
Además, mis padres me indicaron un testimonio escrito por una señora que tuvo un problema similar y relataba cómo lo había resuelto. Esto me ayudó a vencer el temor acerca de cómo desaparecería la protuberancia y qué era lo que yo debía hacer. Comencé a sentirme tranquila sabiendo que la Verdad quita el error y cuida de todos los detalles. Cuando la protuberancia comenzó a drenar, estaba preparada para ello.
En ese momento el practicista recomendó que se llamara a una enfermera de la Ciencia Cristiana. Ella fue una gran ayuda para mí. Le enseñó a mi madre cómo limpiar esto y me recordó que el aferrarme a los pensamientos espirituales me ayudaría a sanar rápidamente. Traté de hacer precisamente eso. Y cuando mi hermanito me molestaba, trataba de tener buenos pensamientos provenientes de Dios.
Antes de que pudiera darme cuenta, mi actitud había cambiado mucho. Ya no me impacientaba tanto con las personas, y hasta me causaba gracia cuando mi hermanito me revolvía todas mis cosas. Antes de comenzar las clases, la curación completa se había efectuado. Mis buenos amigos se regocijaron conmigo por esta hermosa curación, y sentí una alegría muy grande pues me pude peinar de distinto estilo al comienzo del nuevo año escolar.
Estoy muy agradecida por toda la ayuda recibida del practicista y de todas las personas a mi alrededor mientras resolvía este problema.
Greenwich, Connecticut, E.U.A.
Con profunda gratitud y gozo mi esposo y yo verificamos la curación de nuestra hija Elaine.
Éste ha sido un evento sobresaliente para nosotros como familia — realizado por la fe de una niña en Dios, por su firme trabajo y su perseverancia. Ha cambiado la apariencia física de Elaine, además de su actitud, y la ha llevado de un promedio bajo en la escuela al cuadro de honor.
Estamos reconocidos a la Sra. Eddy por sus amonestaciones relacionadas con la familia y la educación de los niños. Sus escritos han sido una guía serena al atravesar muchos desiertos, y nuestra confianza nunca ha sido defraudada y jamás lo será. Como una familia, agradecemos diariamente a Dios Su cuidado, y confiamos en Su amor para nuestra provisión del pan de cada día, para siempre.
