Relatos de curación
Hace varios años, antes de conocer la Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. , padecía de toda clase de errores.
En el Prefacio del libro de texto de la Ciencia Cristiana leemos: “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones” ( Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, pág.
Como estudiante de la Ciencia Cristiana he tenido muchas oportunidades de probar el amoroso cuidado de Dios por Sus hijos. La operación de la única Mente divina fue muy evidente para mí durante la siguiente experiencia.
Con gran regocijo deseo expresar mi gratitud por la ayuda que recibí en la Ciencia Cristiana durante mis exámenes finales de abogacía. El temor parecía paralizar mi capacidad a tal punto que, tanto mi examen oral como los resultados del trabajo escrito supervisado para los seminarios del penúltimo año de abogacía, fueron inferiores al término medio.
Durante muchos años he encontrado gran consuelo leyendo las pruebas prácticas de nuestra religión sanadora que se dan en los muchos testimonios del The Christian Science Journal y del Christian Science Sentinel. Yo también desearía agregar algo a este granero.
Desde que empecé a estudiar y aplicar las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, he tenido varias pruebas de la eficacia de la oración como se enseña en la Ciencia Cristiana. Problemas físicos y económicos han sido resueltos mediante la oración científica, y simultáneamente he progresado en mi comprensión espiritual.
Hace pocos años mi marido perdió su empleo, y esto me trajo una serie de problemas. El temor y la preocupación se apoderaron de mí, y debido a ello caí muy enferma.
Mi madre encontró la Ciencia Cristiana antes de que yo naciera, y mis dos hermanas y yo crecimos aprendiendo a recurrir a Dios en busca de ayuda en lugar de recurrir a medios materiales cuando necesitábamos una solución para cualquier problema. A través de los años hemos tenido muchas pruebas del poder sanador de la Ciencia Cristiana.
Una tarde sentí que no podía doblar la rodilla y me dolía. Le pedí a mi mamá que me ayudara a orar para sanar.
Hace algunos años, pocas semanas después de haber llegado a París, comencé a tener gran dificultad para respirar. Esto hizo que cualquier actividad me resultara una carga, y casi me era imposible caminar y subir escaleras.