
Relatos de curación
Ofrezco el siguiente testimonio con profunda gratitud a Dios por la Sra. Eddy, autora del libro de texto, Ciencia y Salud.
Hace algunos años tuve la oportunidad de vivir en México. Fue una experiencia maravillosa y me encantó.
En la página 546 del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe: “La prueba de que el sistema expuesto en este libro es cristianamente científico estriba en el bien que este sistema está realizando, porque cura sobre la base de un Principio divino y demostrable que todos pueden entender”.
Una experiencia que tuve hace varios años me demostró que Dios es Todo. No con respecto a la salud, ni contra la creencia de pecado, sino con respecto a lo que Cristo Jesús venció al final.
Quiero agradecer con todo mi corazón a Dios, nuestro Padre, por una maravillosa experiencia que tuve con mi familia durante el verano de 1974. Fuimos en auto a Dinamarca para pasar una semana en tienda de campaña.
Ser receptivo a la verdad en la Ciencia Cristiana y aceptarla me aportó una curación instantánea, cambió mi modo de pensar y trajo muchas bendiciones a mi hogar. Hace más de veinte años, antes de interesarme en la Ciencia, sufría periódicamente de problemas en la espalda.
Estoy muy agradecido por el privilegio de haber asistido a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Las lecciones que aprendí allí me han sido útiles a través de toda mi vida.
Desde que empecé a estudiar la Ciencia Cristiana y me hice miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, he tenido muchas curaciones. Me gustaría relatar una de ellas.
Con referencia al significado de la palabra “heraldo”, un diccionario de la lengua española usa los vocablos “anunciar”, “proclamar”, “publicación solemne”. El Heraldo de la Ciencia Cristiana, edición en español, fue para mí el anuncio, la “publicación solemne”, que llegó por primera vez a mi consciencia llevando el llamado del Cristo.
Conozco la Ciencia Cristiana desde mi niñez y he tenido curaciones físicas, guía, consuelo y muchas otras bendiciones mediante sus enseñanzas. Durante los cuatro años que serví en las Fuerzas Armadas Femeninas durante la Segunda Guerra Mundial, tuve muchas oportunidades de demostrar en mi vida diaria el poder de la Ciencia Cristiana.