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De niña tuve la oportunidad de asistir a...

Del número de septiembre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


De niña tuve la oportunidad de asistir a una Escuela Dominical de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens.. Pero después de mi matrimonio, como mi esposo se oponía a esta religión y como entonces yo no apreciaba totalmente su valor, abandoné sus enseñanzas por muchos años. Sin embargo, a insistencias mías, mi esposo permitió que nuestros tres hijos fueran a la Escuela Dominical, aunque, en esa época, él y yo no íbamos a la iglesia.

Uno de nuestros hijos cuando tenía como unos diez años de edad se enfermó mucho una mañana. Yo tenía poca fe en la medicina, pero tampoco estaba poniendo en práctica la Ciencia Cristiana. Finalmente se llamó al médico para que viniera a nuestra casa, pero cuando llegó después de una gran demora, nuestro querido hijo apenas podía respirar. Tenía mucha fiebre, y su condición era de lo más alarmante. El médico lo examinó y nos pidió que lo lleváramos al hospital inmediatamente esa misma noche. El diagnóstico fue pulmonía.

Tan pronto como se fue el médico, fui a donde el niño, que amaba la Escuela Domínical de la Ciencia Cristiana. Recordé cosas de mis años pasados en la Escuela Dominical y se las repetí a nuestro hijo. Una de ellas fue “la declaración científica del ser” de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Las primeras palabras son (pág. 468): “No hay vida, verdad, inteligencia ni substancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo”. Después de repetir toda la declaración proseguimos al hospital en automóvil. En el camino, mi hijito dijo en una voz completamente normal: “¡Estoy tan agradecido de que Dios me está sanando!”

Cuando llegamos al hospital, no había ninguna señal de enfermedad. Las enfermeras dijeron asombradas: “Bueno, sí, el doctor llamó y pidió radiografías y un cuarto, pero, ¿qué tiene este niño?” El niño había sido tan receptivo a la verdad que se le había expresado, que sanó instantáneamente. El doctor llamó a la mañana siguiente para confirmar que si bien la condición del niño había sido, sin lugar a dudas, pulmonía, ahora no tenía fiebre y estaba completamente bien. El doctor dijo que había sido un restablecimiento milagroso.

En Ciencia y Salud la Sra. Eddy explica, haciendo referencia al reconocimiento que hizo Pedro del Cristo, (pág. 138): “Ahora Pedro comprendió claramente que la Vida, la Verdad y el Amor divinos, y no una persona humana, sanaban a los enfermos y eran una roca, una base firme en el reino de la armonía. Desde esta base científica y espiritual Jesús explicaba sus curas, las cuales aparecían milagrosas a los de afuera”.

Unos años después de la curación de este niño, mi matrimonio estaba al borde del divorcio. Estaba sufriendo de molestias y dolores casi todos los días. Me era difícil dormir, y tenía poca paz y alegría. Entonces tomé un ejemplar, sin usar, de Ciencia y Salud que estaba en el anaquel superior de un armario y leí (pág. 494): “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana”. He podido comprobar esto en mi experiencia.

Sólo tuve que abandonar la conmiseración propia, el resentimiento, la obstinación, y la justificación propia que plagaban mi pensamiento. Cuando lo hice, y escuché los pensamientos angelicales del Amor divino, mi vida cambió radicalmente. Mi matrimonio es ahora un intercambio sumamente placentero de afecto y compañerismo, con ambos cónyuges esforzándose por ser desinteresados y a verse el uno al otro como un hijo de Dios. Mi esposo, que había resistido la Ciencia Cristiana, es ahora un activo estudiante que tomó instrucción en clase. Las molestias y dolores que yo sufría han sido reemplazados por buena salud. La nerviosidad hace mucho tiempo que fue reemplazada por un sensación de paz.

Unos meses después de que me dediqué al consagrado estudio de Ciencia Cristiana, uno de nuestros hijos fue sanado rápidamente de heridas que sufrió en la cabeza durante un juego de fútbol. Por un corto tiempo estuvo en un estado de amnesia, sin recordar muchas cosas. Aunque el doctor que lo examinó a pedido del entrenador describió los síntomas como serios, el niño respondió a la oración en la Ciencia Cristiana y sanó completamente.

Estoy agradecida por todo lo que esta religión ha hecho y está haciendo para hacer de mi vida una gozosa oportunidad de despojarme del viejo hombre por el nuevo hombre como la Biblia claramente nos dice que hagamos, y por todos los sinceros buscadores de la Verdad que se están esforzando por traer el cielo a la tierra.


Es un placer para mí verificar la curación instantánea de nuestro hijo de pulmonía. En ese tiempo no comprendí lo que había visto.

Más tarde, después de que mi esposa había iniciado un ferviente estudio de la Ciencia Cristiana, regresé a casa una noche y me encontré con que mi hijo estaba sufriendo de una lesión en la cabeza y de amnesia. Debido a la curación anterior y a la fe y deseo de mi esposa, di mi consentimiento para que un practicista de la Ciencia Cristiana lo tratara, en lugar de llevar al niño al hospital como lo recomendó el doctor que había sido llamado a la escuela para examinarlo. La curación fue completa esa misma noche.

El ver estas curaciones y muchas otras, además de observar los cambios maravillosos que se operaban en nuestro hogar, creó en mí un interés de saber más acerca de esta religión. Mas ahora, como miembro de La Iglesia Madre, y habiendo recibido instrucción en clase, estoy aprendiendo más y más de lo que Cristo Jesús quiso decir cuando dijo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

Un consejero matrimonial no había ayudado nuestra desdichada situación; pero a partir del día en que mi esposa empezó a leer la Biblia y Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, nuestro matrimonio aumentó en mutuo respeto y amor. Yo atribuyo nuestro matrimonio muy feliz a nuestro sincero deseo de crecer espiritualmente.

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