Nuestro tercer hijo fue una niña a la que llamamos Connie. Cuando sólo tenía unas semanas, nos dimos cuenta de que sus pies siempre estaban desviados hacia un lado y que una de sus piernas parecía más larga que la otra. No sabíamos si esto era algo que Connie simplemente superaría con el crecimiento o si necesitábamos ayuda.
Resolvimos llevarla a un pediatra para que la examinara y éste nos dijo que era correcta nuestra observación de la diferencia en la longitud de las piernas. Era de más de dos centímetros y medio. Nos dijo que no se podía hacer nada y que tendría que usar un zapato ortopédico cuando comenzara a caminar. El pediatra nos informó que se podría corregir el desvío de las piernas, pero que la niña tendría que estar enyesada, durante por lo menos, seis meses. Nos dijo que al parecer, también había una deformación en la articulación de la cadera, porque su pierna se movía hacia adelante y hacia atrás, pero no lateralmente. Para corregir este defecto, sería menester operarla más adelante.
Le dimos las gracias y volvimos a casa para llamar a una practicista de la Ciencia Cristiana y pedirle ayuda. Teníamos la certeza ahora de que sólo queríamos el tratamiento de la Ciencia Cristiana para Connie y nada más.
Un himno del Himnario de la Christian Science fue nuestra constante oración. Éste dice en parte (Himno No. 51):
La eterna Mente modeló
con barro celestial
un ser de toda perfección,
que es ánfora inmortal.
Y el hombre es nítida creación
de forma divinal.
Oramos para saber que cuando fuera tiempo para que Connie caminara, lo haría perfectamente.
Yo mantenía sus piernas cubiertas casi todo el tiempo y la vestía con pantalones largos para que la gente no se fijara en sus piernas. Con la bondadosa ayuda de la practicista trabajamos para ver la perfección de Connie como manifestación de la Mente de Dios, como se nos enseña en nuestro libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy.
Cuando casi tenía un año, Connie comenzó a caminar y caminó perfectamente. Sus piernas tenían la misma longitud y su cadera se había desarrollado perfectamente. Pocos meses después, luego de una continua y diligente oración, sus pies dejaron de estar ladeados y se normalizaron. Cuando tenía 12 años era una de las corredoras más veloces en la clase de gimnasia de la escuela.
Estoy muy agradecida por esta curación y por la confianza que nos ha inspirado, y por el inteligente y eficaz trabajo de oración de nuestros consagrados practicistas de la Ciencia Cristiana. Nuestra familia ha tenido muchas otras curaciones por las que todos estamos sumamente agradecidos.
Filadelfia, Pensilvania, E. U. A.
Quiero confirmar el testimonio de mi esposa respecto a nuestra hija Connie. Más que todo, recuerdo que no abrigué duda ni temor alguno. Confiaba, como lo haría un niño, en que ella caminaría normalmente. Debo haber sentido el amor y la esperanza expresados por mi esposa, y por la consagrada practicista, quien fue absoluta en sus declaraciones del perfecto gobierno que Dios ejerce sobre Su idea perfecta, el hombre. Estoy sumamente agradecido por la Ciencia Cristiana.
