Relatos de curación
En la página que precede el prefacio de su obra Miscellaneous Writings, nuestra Guía, Mary Baker Eddy, ha escrito un poema cuyo último verso dice (pág. vii): "Mi mundo surgió del Espíritu en un eterno día; del cual, tengo más de que gloriarme, por el cual mucho más que pagar.
Hace trece años de esto, mi marido y yo hicimos una excursión a pie en las Montañas Blancas del estado de New Hampshire. Al tercer día tuvimos que interrumpir nuestra marcha a causa de una tiesura que sufrí en las rodillas, cosa que más adelante me contaron sucede a menudo a los que hacen excursiones a pie.
"¡Gustad y ved que Jehová es bueno: dichoso el hombre que confía en él!" (Salmos, 34:8. ) Nuestro Padre-Madre Dios ha sido muy bondadoso para conmigo.
Así como el hombre a quien Pedro sanó a las puertas del templo alabó a Dios, yo también quisiera relatar con el corazón rebosante de alegría y gratitud, cómo fuí rescatado del mar y curado de una herida que sostuve durante esta experiencia. En el año de 1940, la casa comercial en la cual me hallaba empleado me envió a Noruega por asuntos de negocio.
Hace unos veinte años me hallaba alojada en casa de una amiga en un lugar de veraneo en el condado de Lancashire. Habíamos oído hablar de la Christian Science y estábamos muy deseosos de asistir a un culto.
Durante los tres años que serví en las fuerzas armadas tuve muchas oportunidades de probar la eficacia de la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana". y de cerciorarme de que esta verdad revelada por Mary Baker Eddy es completa.
Cuando por primera vez conocí la Christian Science, era esclavo de todos los llamados placeres mortales conocidos por los humanos. La pérdida de estos falsos deseos ha sido para mí una gran bendición.
Recordando las numerosas bendiciones que he recibido en el curso de los años merced a la Christian Science, me siento impelido a ofrecer este testimonio. Desde mi niñez sufrí del corazón y tuve que renunciar muchos de los juegos y deportes de que gozaban otros niños.
Deseo expresar mi profunda gratitud por la gran bendición que es la Christian Science y por todo el bien que gracias a ella se ha manifestado en mi vida y en mi hogar. En efecto, tanto me han beneficiado sus múltiples actividades, incluso los inspiradores artículos y testimonios publicados en The Christian Science Journal y en el Sentinel, que ya no puedo guardar silencio.
Mi corazón se desborda de gratitud por todo el bien que se ha manifestado en mi familia merced al estudio de la Christian Science. Fuimos liberados de la esclavitud de la materia en una época en que nuestra hija menor padecía de una afección a un oído.