Relatos de curación
Hace diez años me fué presentada la Christian Science por un tío mío que es ejemplo admirable de lo que hace esta bella religión para quien la estudia y aplica. Simplemente leyendo el libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” por Mary Baker Eddy, sané en una semana de estreñimiento y de una afección cardíaca.
Al hacer un inventario de las bendiciones que he recibido gracias al estudio de la Christian Science, encuentro que han aumentando y se han multiplicado repetidamente durante los últimos veintisiete años. Ya no puedo seguir en silencio, sino que debo atestiguar, aunque sea en parte, cuán grandes cosas ha hecho Dios por nosotros, y expresar mi profunda y sincera gratitud.
Hace unos dieciseis años que oí mencionar por primera vez el poder curativo y regenerador de la Christian Science, cuando me hallaba en una situación muy trastornada. Como entonces no tenía empleo y estaba enfermo, el temor de un futuro incierto trataba de abrumarme con frecuencia.
El deseo de expresar mi aprecio y amor hacia la Christian Science ha predominado en mis pensamientos por algún tiempo. Quiero empezar por dar las gracias a Dios porque soy miembro de La Iglesia Madre.
Hace unos veinticinco años, cuando tomé en mis manos por primera vez un ejemplar de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy para ver el título, la palabra “salud” me llamó la atención y supuse que trataría de ejercicios calisténicos, dieta, etcétera. Me sorprendió bastante descubrir luego que el libro hablaba exclusivamente de Dios y de Sus hijos, entre los cuales sin duda que yo me contaba.
Estoy muy agradecido por haber sanado de la necesidad de usar anteojos mediante mi aplicación de la Christian Science. Había hallado preciso usarlos durante varios años debido al astigmatismo.
Yo he tenido numerosas pruebas de que la curación de las enfermedades ministrada por el Cristianismo primitivo continúa en nuestro medio. Durante muchos años, la Christian Science ha sido mi único médico y en casos innumerables he logrado disipar prontamente las intrusas creencias en los males aplicando mi propia comprensión de esa Ciencia.
Yo comencé a interesarme en la Christian Science en la Habana, Cuba, en 1920, aunque en 1919 concurrí a una conferencia dictada en Cristóbal, Zona del Canal (de Panamá). Nuestros cuatro hijos nacieron cuando ya habíamos empezado a estudiar y a poner en práctica las enseñanzas de la Christian Science, y mucho agradecemos los buenos resultados y la ayuda de los practicistas durante los partos.
Es tiempo ya de que traiga al granero algunos diezmos de gratitud en la forma de este testimonio. Durante muchos años estuve en contacto con la Christian Science mediante mi madre, pero yo mismo procuraba practicarla o aplicarla sólo de vez en cuando.
Habiendo transcurrido ya nueve años de esta vida de salud, feliz y exuberante de quien en verdad ha nacido de nuevo, me siento constreñida a expresar siquiera sea un poco de mi profunda gratitud por la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”.