Antes de que llegara yo a los ocho años de edad mi madre ya se había sometido a dos operaciones quirúrgicas; los doctores decían que requería una tercera operación, pero dado su estado tan debilitado, ellos temían que no sobreviviera. A esa hora tan negra, una vecina le presentó a mi madre la Christian Science. Nunca olvidaré el cambio que se produjo entonces en nuestro hogar; mi madre comenzó a comer normalmente otra vez, y en un plazo muy corto quedó completamente sana. Mi hermano y yo fuimos inscritos en la Escuela Dominical de la Christian Science, y allí me inculcaron mi amor por esta religión.
Cuando llegué a joven, descuidé mi estudio de la Christian Science y empecé a buscar felicidad por medios materiales. Me casé, y más tarde me volví tan miedosa al tratar de criar a nuestra primogénita que yo sabía que necesitaba y deseaba la ayuda de la Christian Science. Comencé a estudiar la Ciencia formalmente, y poco a poco desaparecieron mis temores acerca de nuestra hija, y todos nosotros nos beneficiamos.
Del hábito de fumar sané con un solo tratamiento. También sané de amigdalitis, ictericia, catarro, jaquecas, laringitis y otros errores tales como mal genio, justificación propia e irascibilidad.
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