Antes de que llegara yo a los ocho años de edad mi madre ya se había sometido a dos operaciones quirúrgicas; los doctores decían que requería una tercera operación, pero dado su estado tan debilitado, ellos temían que no sobreviviera. A esa hora tan negra, una vecina le presentó a mi madre la Christian Science. Nunca olvidaré el cambio que se produjo entonces en nuestro hogar; mi madre comenzó a comer normalmente otra vez, y en un plazo muy corto quedó completamente sana. Mi hermano y yo fuimos inscritos en la Escuela Dominical de la Christian Science, y allí me inculcaron mi amor por esta religión.
Cuando llegué a joven, descuidé mi estudio de la Christian Science y empecé a buscar felicidad por medios materiales. Me casé, y más tarde me volví tan miedosa al tratar de criar a nuestra primogénita que yo sabía que necesitaba y deseaba la ayuda de la Christian Science. Comencé a estudiar la Ciencia formalmente, y poco a poco desaparecieron mis temores acerca de nuestra hija, y todos nosotros nos beneficiamos.
Del hábito de fumar sané con un solo tratamiento. También sané de amigdalitis, ictericia, catarro, jaquecas, laringitis y otros errores tales como mal genio, justificación propia e irascibilidad.
Nuestra hija sanó de dolores en los oídos, dermatitis y varias de las supuestas enfermedades de los niños mediante la ayuda de una practicista. Nuestro hijo sanó en dos semanas de un lobanillo que le había crecido en un ojo durándole casi dos años, cuando yo entendí que el único crecimiento que puede haber es el de nuestra comprensión de Dios, el hombre y el universo. Yo agradezco que nuestros hijos tengan el privilegio de asistir a la Escuela Dominical en donde aprenden a practicar la verdad que se les enseña en la Christian Science.
Mi esposo me suplicó le ayudara a ver la irrealidad de un lobanillo que le brotó en la cara cuando él todavía no empezaba a estudiar la Christian Science. Yo pasé el resto del día estudiando referencias de la Biblia y de Ciencia y Salud por Mary Baker Eddy respecto a la irrealidad del error. Tres días después, al razurarse, él notó que había desaparecido el lobanillo sin dejar cicatriz. No tardó entonces mi esposo en empezar a estudiar la Ciencia. Sólo por esto me siento yo tan agradecida que no encuentro palabras para expresar mi gratitud.
Reboso de agradecimiento a la practicista que me ha ayudado y por todos los practicistas en el mundo entero. Doy las gracias por haber recibido instrucción facultativa de la Christian Science y por tomar parte, aunque pequeña, en las actividades de la Causa.—Fort Worth, Texas, E.U.A.
Deseo corroborar el testimonio de mi hija. Cuando yo topé con la Christian Science era como quien se ahoga sin hallar a su alcance otra cosa que una paja de que agarrarse. En la ciudad en que vivíamos tres doctores me habían dicho que ya no podían hacer nada por mí; un doctor dijo a mi esposo que yo tenía cáncer en el estómago. Con muy poca esperanza fui entonces a ver a una practicista de la Christian Science. Se mostró tan alentadora y confiada que yo recobré esperanza. Ella me aseguró amorosamente que no iba a morirme porque Dios es mi Vida. Siguió hablándome durante treinta minutos y me impartió una vislumbre gloriosa de lo que es Dios y Su reflejo el hombre; y percibí que, puesto que Dios nunca hizo el mal, éste no tenía poder y, por tanto, la enfermedad era irreal. Esta nueva revelación de que Dios es Mente, Vida, Verdad y Amor siempre presentes, me inspiró tanto que me fui sintiendo como si pisara en el aire. Esta curación la experimenté hace más de veinte años, y desde entonces la Ciencia ha sido mi único médico.
Yo agradezco haber encontrado esta admirable verdad y las curaciones de que he sido objeto, pero más agradezco la revelación espiritual y la enalteciente paz y gozo que me da. Nunca podré expresar adecuadamente la gratitud que siento hacia nuestra Guía, Mary Baker Eddy.—
Yo también quiero corroborar el testimonio de mi hija. He tenido muchas curaciones gracias a la Christian Science y me ha protegido admirablemente muchas veces contra accidentes.
Hemos sanado de envenenamiento de la sangre y de influenza. Un caso muy fuerte de zona se curó en una semana con la ayuda de un practicista y muchas otras curaciones hemos experimentado desde que empezamos a estudiar la Christian Science.
Es verdaderamente un gozo poder ayudar aunque en pequeño modo a fomentar la Causa de la Christian Science. Quiero asimismo dar las gracias por la amable vecina que nos presentó esta verdad.—