Durante dos años una de mis hermanas estuvo tullida de una pierna por hallarse en mal estado la articulación de su rodilla, resultando que esa pierna era unos cinco centímetros más corta que la otra. Los médicos que consultamos declararon que nunca andaría normalmente y que tenía que usar continuamente un tirante de acero además de muletas. Acababa de mudarse mi familia a otra comunidad en la que una vecina que es Científica Cristiana supo del trance en que se hallaba mi hermana e inmediata y bondadosamente nos presentó esta Ciencia.
La noche del domingo siguiente mi madre llevó a mi hermana a un servicio de una iglesia Científico de Cristo en una población cercana y se sintió tan inspirada que le habló al Lector, que era un practicista, al terminar el servicio, suplicándole le diera tratamiento a mi hermana. Su explicación de la bondad y amor de Dios a Sus hijos cambió por completo el pensar de toda la familia. Entonces aprendimos a esperar de nuestro Padre-Madre Dios sólo el bien y nunca días llenos de temor de la enfermedad o de la carencia. Mi madre estaba tan segura de que Dios curaría a mi hermana que al principio sintió el impulso de forzar la demostración y le preguntó al practicista si no debía ella de quitarle a mi hermana sus muletas. El le respondió muy suave y amablemente: “Cuando ya no las necesite, ella misma dejará de usarlas.” En pocas semanas sanó completamente y echó a un lado las muletas. Su pierna creció normalmente y quedó tan larga como la otra. Desde entonces participó de todas las actividades comunes a la niñez y ha llevado una vida activa.
La primera curación mía ocurrió más o menos al mismo tiempo. Venía sufriendo de paludismo intermitente. Me dieron tratamiento de la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. y sané. No he vuelto a tener paludismo. Varios años después otra de mis hermanas sanó de reumatismo muscular una vez y en otra vez de los efectos de un severo accidente automovilístico.
La Christian Science ha respondido a toda necesidad nuestra y ha sido nuestro gozo cada vez mayor a través de los años. Mi esposo y yo hemos tenido durante la crianza de nuestra familia muchas pruebas del poder de la Christian Science para curar. Nuestro estudio diario de la Lección-Sermón en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science ha guiado nuestras vidas a medios de servicio feliz y provechoso, por lo cual nuestra gratitud no tiene límites. La instrucción facultativa que hemos recibido ambos nos ha servido de mucho, especialmente renovando nuestra inspiración cada año en las reuniones de nuestra asociación.
Es un privilegio ser miembro de La Iglesia Madre y la oportunidad de servir en una iglesia filial nos ha proporcionado muchas ocasiones para recibir bendiciones. Mi oración es que sea yo digna del nombre de Científica Cristiana.—West Hartford, Connecticut, E.U.A.
Deseo corroborar el testimonio de mi hermana acerca de haberme curado la Christian Science de mi pierna tullida. Después de esa curación ya pude participar con los demás en todas las actividades de la escuela y más tarde ocupé un puesto que me hacía estar en pie muchas horas diariamente. Yo agradezco mucho esta curación y todas las bendiciones que he recibido mediante la espiritualización de mi mente. He sanado de inflamación en las glándulas, varias veces de catarro, también de gripe y muchas otras creencias mortales. He sido protegida en casa, en mis ocupaciones profesionales y cuando yo he manejado un automóvil. Que la Christian Science es una religión práctica lo he probado muchas veces. Siempre que me he vuelto a Dios para que me guíe, El ha dirigido mi modo de pensar.
Mi corazón reboza de gratitud a Cristo Jesús, nuestro Ejemplificador del camino, por sus enseñanzas, y a nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, por habernos revelado la verdad que él enseñó. También doy gracias por la instrucción facultativa que he recibido, por ser miembro de La Iglesia Madre y por el privilegio de servir en una iglesia filial. Gracias a Dios por Su amor a toda la humanidad, y le pido que pueda yo mantenerme cerca de El siempre.—Nueva Brunswick, Nueva Jersey, E.U.A.
Quiero comprobar por este medio la curación que tuve de reumatismo muscular en 1920, y que ha sido permanente. Cuando ocurrió el accidente automovilístico que menciona mi hermana en su testimonio, yo iba sola en el automóvil y fui llevada a un hospital cuando me hallaba inconsciente. Cuando recobré mi consciencia, me comuniqué con mi hermana, y ella me trajo una practicista que me dió tratamientos según la Christian Science. En seis días me dió de baja el hospital y yo volví a manejar un automóvil desde entonces.
Por esta y otras muchas pruebas del cuidado de Dios, y por ser miembro de una iglesia filial, yo estoy muy agradecida. — South Orange, Nueva Jersey, E.U.A.