En el libro del Génesis (15:1) leemos que “Abram tuvo en visión una revelación de Jehová, que decía: No temas Abram; yo soy tu escudo, [y] tu galardón sobremanera grande.” Yo puedo decir verídicamente que por más de treinta y cinco años la Christian Science ha sido mi escudo y mi “galardón sobremanera grande.”
El temor y una fuerte sensación personal de mí mismo me indujeron a que me rehusara a hacer la presentación de un conferenciante la primera vez que me lo suplicaron. Pero al volvérseme a ofrecer ese privilegio, lo acepté, confiando en que el poder y el amor de Dios me indicarían cómo vencer estos obstáculos. Las semanas anteriores a la fecha en que iba a pronunciarse la conferencia no fueron fáciles para mí. Yo me afanaba y oraba, pero la paz y la confianza que esperaba yo no me vinieron sino dos o tres horas antes de la conferencia. Era entonces cuando me sentía yo peor y al tomar el Himnario de la Christian Science, abriéndolo, noté el comienzo del Himno No. 136:
Señor, amo Tu vía de libertad,
servirte escojo yo.
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