
Relatos de curación
Yo he tenido numerosas pruebas de que la curación de las enfermedades ministrada por el Cristianismo primitivo continúa en nuestro medio. Durante muchos años, la Christian Science ha sido mi único médico y en casos innumerables he logrado disipar prontamente las intrusas creencias en los males aplicando mi propia comprensión de esa Ciencia.
Yo comencé a interesarme en la Christian Science en la Habana, Cuba, en 1920, aunque en 1919 concurrí a una conferencia dictada en Cristóbal, Zona del Canal (de Panamá). Nuestros cuatro hijos nacieron cuando ya habíamos empezado a estudiar y a poner en práctica las enseñanzas de la Christian Science, y mucho agradecemos los buenos resultados y la ayuda de los practicistas durante los partos.
Es tiempo ya de que traiga al granero algunos diezmos de gratitud en la forma de este testimonio. Durante muchos años estuve en contacto con la Christian Science mediante mi madre, pero yo mismo procuraba practicarla o aplicarla sólo de vez en cuando.
Habiendo transcurrido ya nueve años de esta vida de salud, feliz y exuberante de quien en verdad ha nacido de nuevo, me siento constreñida a expresar siquiera sea un poco de mi profunda gratitud por la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”.
Siempre tuve desde mi infancia un anhelo de conocer mejor a Dios. Me esforzaba por ser mansa y humilde, por perdonarlo todo y ser siempre obediente.
Al ingresar en una universidad, siendo yo religioso por naturaleza, opté por el ministerio e hice los preparativos necesarios para esa vocación. Dos años después de comenzados mis estudios y durante los cuales me ví asediado por problemas de crítica más alta, teología escolástica y discusiones filosóficas, cambié de curso de estudios.
Siento que ha llegado la hora de expresar por escrito mi gratitud por la Christian Science que ya he manifestado en muchas oportunidades en nuestras reuniones testimoniales de los miércoles. Como me críe en la Christian Science y mis primeros problemas fueron resueltos por mi madre, me acostumbré a estar seguro de que al fín y al cabo siempre acabaría el bien por triunfar sobre el mal, restableciendo la armonía.
Doy infinitas gracias a Dios. Además desearía testificar acerca de las curaciones que he experimentado.
Desearía ofrecer este testimonio a guisa de obediencia que tengo en mucho desde que experimenté una curación lograda por un sincero deseo de ser obediente. Durante varios meses había tenido una mano enferma.
“El que habita en el retiro del Altísimo, morará seguro bajo la sombra del Omnipotente” escribe el Salmista (91:1). Cuando me pongo a meditar sobre los treinta y cinco años que llevo estudiando la Christian Science, percibo que justamente en la medida en que he morado conscientemente en este “retiro” he recibido grandes bendiciones.