
Relatos de curación
Estoy muy agradecida, porque se ha establecido una relación más amistosa entre nosotras con alegría y gratitud. Dejé de sentir la molestia, y comencé a comprender la situación y a aceptar que Dios satisface toda necesidad.
En un momento de desesperación, recuerdo que la practicista me habló con autoridad divina, diciendo que mi lugar estaba establecido en el reino de los cielos y que era cuidada, protegida y amada.
Entonces recordé una frase que a mis jóvenes estudiantes de la Escuela Dominical les gusta mucho: “No hay lugar donde Dios no esté”. Este es un hecho espiritual y, por lo tanto, tenía que ser cierto en mi situación actual.
En algún momento del camino, dejé de enfocarme en el problema y de tratar de arreglar mi cuerpo y simplemente disfruté de lo que estaba aprendiendo acerca de Dios y mi identidad totalmente espiritual.
Nuestro hijo nunca mostró ninguna molestia durante el viaje. La experiencia de acampar resultó ser lo más destacado de nuestro verano, y él nunca volvió a mencionar el incidente de las compras. No ha habido secuelas de su caída.
A través de mi estudio de la Ciencia Cristiana, he llegado a comprender que podemos reconocer y estar de acuerdo con la realidad espiritual de la existencia eternamente armoniosa, aun cuando la imagen física en este momento sea de enfermedad.
Oré para comprender mejor y sentir más que Dios y Su amor son la única realidad. Razoné que Dios no crearía una enfermedad ni permitiría la existencia de nada que pudiera dañar a Sus hijos, y esto me ayudó a estar menos impresionado por los síntomas.
Respiré profundo. Mientras le indicaba al niño que se quedara conmigo, mentalmente afirmaba que todo es en realidad la manifestación de Dios. Fue entonces que, sin mayor esfuerzo, la corriente nos empujó hacia el otro lado de la playa.
Me dirigí a Dios en oración para comprender mi verdadera naturaleza como hijo de Dios: espiritual, permanente y pura siempre, incluso en ese momento.
Saber que Dios es la única autoridad a la que necesito consultar sobre mi bienestar me mantiene en el camino correcto para comprender quién soy realmente como hija amada de Dios y que solo el cuidado amoroso de Dios tiene un efecto en mí.