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Relatos de curación

La quietud trae curación e inspiración

Poco a poco, comencé a sentir una paz que nunca antes había conocido y que sigo descubriendo al escuchar a Dios en oración.

Al reflexionar sobre esa experiencia, que ocurrió hace décadas, me he dado cuenta de que la pregunta: “¿Qué haría Jesús?” —o, en otras palabras, “¿Cómo respondería Jesús?”— es una pregunta que podríamos hacernos en cualquier circunstancia.

Con esta verdad en el pensamiento, desperté. Dejé de tratar de “arreglar el sueño” y acepté que, por ser la imagen del único creador, Dios, mi vida era divinamente inspirada, y que era guiada por el camino correcto con abundancia de propósito y satisfacción.

Sana de serias quemaduras

Sentí que era el Cristo, la verdadera idea de Dios, que Jesús encarnó, que me fortalecía y me capacitaba para apoyarme en Dios para sanar.

Curación de gota

Mi práctica diaria consistía en mantenerme cada vez más en la bondad de Dios y en todo lo bueno que veía expresado a mi alrededor, y verme a mí mismo como el reflejo de Dios.

A salvo al ser atacado por avispas

El momento de silencio me dio la oportunidad de reafirmar las verdades espirituales que había estado sabiendo sobre la seguridad de Ben y la inocuidad de las avispas.

Curación y armonía durante el servicio en la iglesia

La ley de Dios siempre está obrando a nuestro favor. Cada cualidad de Dios —como la salud, la libertad, el equilibrio, la alegría, el amor, la quietud y la perfección— es armoniosa, poderosa y está incluida en nuestra verdadera identidad espiritual.

Pudo servir en la iglesia nuevamente

Esas “corrientes calmas, poderosas, de la verdadera espiritualidad” inundaron mi consciencia y me limpiaron de todas las creencias materiales que me habían perturbado.

Protegida por Dios

Lo único que podía sentir era la paz indescriptible y el amor que todo lo abarca de Dios. Sabía sin lugar a dudas que estaba a salvo.

Fueron recuperados los fondos robados

Mi ira hacia los perpetradores desapareció, y realmente pude verlos no como ladrones, sino como abrazados por Dios, el Amor.

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

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