Relatos de curación
Conocí la Ciencia Cristiana hace muchos años, cuando estaba embarazada de tres meses de mi primer hijo. Durante una consulta, el médico nos informó a mi esposo y a mí que el niño nacería deforme.
Encontré la Ciencia Cristiana en una época en que estaba postrada en cama, sin ningún deseo de levantarme, de caminar o de hablar. El insomnio y la falta de apetito eran constantes.
“La mente mortal es el peor enemigo del cuerpo, mientras que la Mente divina es su mejor amigo”, escribió Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, en la página 176 de su obra principal, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras . Hace varios años, tuve el privilegio de comprobar que esto es verdad y que la Mente divina no sólo es nuestro mejor amigo, sino también nuestro sanador.
Encontré la Ciencia Cristiana en un momento muy difícil de mi vida. Me dolía muchísimo la cadera.
Nuestro bebé era espiritual, perfecto y completo, ya mismo, y Dios, por ser el Amor infinito, estaba cuidando de él hasta en los más mínimos detalles. Una o dos horas después del nacimiento de nuestro primer hijo, en el hospital cercano a nuestra casa en las afueras de París, el médico vino a decirme que había un problema.
Durante tres años sufrí de lo que los médicos diagnosticaron como bronquitis asmática. Los ataques me daban cada vez que cambiaba el clima, especialmente cuando estaba húmedo, y duraban entre 3 y 4 semanas.
Una noche me desperté con la garganta dolorida e inflamada y casi no podía respirar. Me asusté porque los síntomas eran muy agresivos.
A mediados de 2011, cuando todavía vivía en Suiza, noté que tenía una mancha roja en la mejilla izquierda. Pensé que era una picadura de mosquito y no me preocupé mucho.
Hace seis años me salió una sustancia pegajosa en un ojo que no me permitía ver bien. Le pedí ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana para que me apoyara con su oración.
En el año 2000, me estaba mudando a otra ciudad. Con todos los problemas de la mudanza que tenía que resolver, incluso mis dos hijas pequeñas que necesitaban mi atención, yo me sentía muy estresada y empecé a sentir los síntomas de un problema al corazón.