
Relatos de curación
Durante 5 años sufrí de depresión. Iba a terapia con diferentes doctores y tomaba pastillas.
Serví en el ejército de Brasil durante gran parte de mi carrera. Hace unos años, después de jubilarme, empecé a trabajar en una empresa comercial.
Cuando llegué a Alemania era una mujer joven, viuda y con dos hijos pequeños. Tenía muchas preocupaciones, dolor y estaba en mal estado de salud.
Una tarde, en 1994, me dieron ganas de comer un poco de caña de azúcar con mi hermanito, Charly. En aquella época, vivíamos en Muanda, en la República Democrática del Congo.
Mi primer contacto con la Ciencia Cristiana ocurrió estando yo de novia con quien ahora es mi esposo. Él había concurrido desde muy niño a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana.
En enero de 2010, viajé con mi hija a Argentina y Chile. Cuando me puse los auriculares para ver una película en el avión, me di cuenta de que podía escuchar muy poco de mi oído derecho y nada del izquierdo.
En el pasado, la inseguridad, la angustia y el temor formaban parte de mi vida. Pero hace tres años, el temor aumentó de tal manera que se transformó en una depresión que necesitaba sanar.
De 1983 a 1990, sufrí de serios ataques de asma. Hasta las cosas más pequeñas parecían provocar una reacción: exposición al polvo, al humo de cigarrillo e incluso al perfume, así como comer ciertos alimentos.
Después que me casé y nacieron mis hijos surgieron muchas dificultades. Durante varios años padecí de maltrato por parte de mi esposo, quien en aquel entonces tenía un problema de alcoholismo.
En una ocasión, una amiga me comentó que había tenido una fuerte infección en el útero que la había dejado postrada en cama por algunos días, y que había tenido que tomar antibióticos durante varias semanas. Poco después, en febrero de 2012, aunque el problema que había tenido mi amiga no se consideraba contagioso, comencé a tener los mismos síntomas.