
Relatos de curación
El año pasado, estaba yo un día en la parte superior de una escalera de seis escalones tratando de sacar una valija grande de un ropero, cuando de pronto perdí el equilibrio, caí al suelo y la valija se me cayó encima. La misma tenía adentro una maleta más pequeña y era relativamente pesada.
¡Una ciudad de nueve millones de habitantes! Me pregunto cuánta gente pensará dos veces antes de ir a una zona que le es desconocida, o tendrá temor de perderse en el camino o que la asalten. Cuando veo por televisión imágenes que me infunden un sentido de inseguridad de la ciudad en que vivimos, busco refugio en los pasajes inspirados de la Biblia, que nos muestran que Dios es el poder que gobierna y cuida de todos nosotros.
Hace dos años, empecé a tener una hemorragia que no estaba relacionada con el período. El sangrado duraba muchos días y era tan fuerte que a veces tenía náuseas.
Un lunes por la noche, en junio de 2012, cuando regresé a casa del trabajo, tenía mucho frío y me sentía muy débil. A la mañana siguiente, todavía no me sentía bien, pero fui a trabajar de todos modos.
Mediante mi estudio de la Biblia y del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, he aprendido que por ser hija de Dios jamás puedo estar separada del Amor divino, Dios. Comprender y experimentar esto me hace sentir sumamente agradecida.
Durante 5 años sufrí de depresión. Iba a terapia con diferentes doctores y tomaba pastillas.
Serví en el ejército de Brasil durante gran parte de mi carrera. Hace unos años, después de jubilarme, empecé a trabajar en una empresa comercial.
Cuando llegué a Alemania era una mujer joven, viuda y con dos hijos pequeños. Tenía muchas preocupaciones, dolor y estaba en mal estado de salud.
Una tarde, en 1994, me dieron ganas de comer un poco de caña de azúcar con mi hermanito, Charly. En aquella época, vivíamos en Muanda, en la República Democrática del Congo.
Mi primer contacto con la Ciencia Cristiana ocurrió estando yo de novia con quien ahora es mi esposo. Él había concurrido desde muy niño a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana.