Relatos de curación
Cuando empecé a estudiar la Ciencia Cristiana, estaba en los primeros meses de embarazo de mi primer hijo, y el diagnóstico médico mostró que el embarazo no se estaba desarrollando de manera normal porque había un problema en la placenta que impedía que el bebé fuera alimentado correctamente. Ante este diagnóstico, el doctor decidió esperar 15 días, y si el problema persistía, sería necesario hacer un aborto.
En una ocasión tuve que viajar a una zona de Honduras que está a unas cinco horas de mi casa para colaborar con el levantamiento de inventario de una tienda. Ni bien llegué, me llevaron a comer mariscos e inmediatamente después nos dirigimos al trabajo.
Hubo una época en que, ya fuera que perdiera el tren, escuchara un comentario indiscreto o se me pinchara una llanta de la bicicleta, yo reaccionaba con furia. A veces las situaciones que provocaban fuertes sentimientos de ira, desilusión, desesperación y temor, parecían importantes, y otras, muy insignificantes.
Una noche, hace varios años, regresé a casa y no podía encontrar la caja de fósforos para encender mi lámpara. Así que fui a darme una ducha a oscuras.
En cierta ocasión hace ya 16 años, tuve un problema en la piel que me incomodaba mucho. Aunque no había ido al médico, sabía que los síntomas eran de herpes zóster, enfermedad también conocida como zona.
A mí siempre me ha gustado jugar al fútbol. En una ocasión comencé a jugar con un equipo de muchachos de un país que tiene rivalidades con mi país de origen, en Centroamérica.
Cuando éramos nuevos en la Ciencia Cristiana, de esto hace ya varias décadas, llevamos a nuestros hijos pequeños de vacaciones a una granja. Pertenecía a una familia muy devota y yo les había hablado de mi religión, y ofrecido nuestra ayuda en esa activa época de la cosecha.
Antes de conocer la Ciencia Cristiana, hace ya más de 20 años, yo sufría de muchas enfermedades: tenía un problema grave en los ojos, dolores de espalda, reumatismo y constipación crónica. A menudo lloraba debido a mi situación, preguntándome si mi vida sería mejor algún día.
La epidemia de enterohemorragia por E. coli (EHEC) fue muy seria en Alemania el año pasado.
Estaba embarazada de siete meses cuando oré para tener mi primera curación física. Esto ocurrió hace aproximadamente 34 años.