
Relatos de curación
Un lunes por la noche, en junio de 2012, cuando regresé a casa del trabajo, tenía mucho frío y me sentía muy débil. A la mañana siguiente, todavía no me sentía bien, pero fui a trabajar de todos modos.
Mediante mi estudio de la Biblia y del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, he aprendido que por ser hija de Dios jamás puedo estar separada del Amor divino, Dios. Comprender y experimentar esto me hace sentir sumamente agradecida.
Durante 5 años sufrí de depresión. Iba a terapia con diferentes doctores y tomaba pastillas.
Serví en el ejército de Brasil durante gran parte de mi carrera. Hace unos años, después de jubilarme, empecé a trabajar en una empresa comercial.
Cuando llegué a Alemania era una mujer joven, viuda y con dos hijos pequeños. Tenía muchas preocupaciones, dolor y estaba en mal estado de salud.
Una tarde, en 1994, me dieron ganas de comer un poco de caña de azúcar con mi hermanito, Charly. En aquella época, vivíamos en Muanda, en la República Democrática del Congo.
Mi primer contacto con la Ciencia Cristiana ocurrió estando yo de novia con quien ahora es mi esposo. Él había concurrido desde muy niño a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana.
En enero de 2010, viajé con mi hija a Argentina y Chile. Cuando me puse los auriculares para ver una película en el avión, me di cuenta de que podía escuchar muy poco de mi oído derecho y nada del izquierdo.
En el pasado, la inseguridad, la angustia y el temor formaban parte de mi vida. Pero hace tres años, el temor aumentó de tal manera que se transformó en una depresión que necesitaba sanar.
De 1983 a 1990, sufrí de serios ataques de asma. Hasta las cosas más pequeñas parecían provocar una reacción: exposición al polvo, al humo de cigarrillo e incluso al perfume, así como comer ciertos alimentos.