Relatos de curación
Cuando mi hijita tenía un año y medio de edad, enfermó gravemente del estómago, y no retenía ningún alimento. La llevamos al médico quien, días después, decidió internarla en el hospital, pues no respondía a los medicamentos que le había prescrito.
En mayo de 1993, fui a visitar a una prima que vivía en China. Tenía pensado quedarme allí 20 días, pero más o menos al tercer día, empecé a sentir mareos y náuseas.
Durante más de 50 años he estudiado la Ciencia Cristiana, junto con la Biblia de Lutero, apoyándome en ellas para sanar y superar lo antes posible, problemas tales como, enfermedades y dolor o cansancio y estrés. Con frecuencia he tenido que luchar para obtener comprensión espiritual, pero he descubierto que todo el estudio de la Biblia y de la literatura de la Ciencia Cristiana es gratificante y me hace avanzar espiritualmente.
La Navidad pasada estaba limpiando la casa para poner el árbol y las decoraciones, cuando de pronto sentí que me desmayaba. Pensé en acostarme por un momento, pero una voz interior, una inspiración divina, me dijo: “¡No! tienes que hacer justamente lo contrario! Tienes que ‘despertar’ de este sueño falso, no dormirte en él!” Soy estudiante de la Ciencia Cristiana desde que era niña, y he podido comprobar a través de muchas curaciones que la enfermedad es un sueño falso que nunca forma parte de la realidad espiritual.
Mi primera menstruación ocurrió cuando tenía 13 años de edad. Era muy doloroso, irregular, abundante y duraba varios días.
En una oportunidad, me encontré con una amiga a quien hacía mucho tiempo que no veía. Ella me contó que había tenido una seria infección en el riñón.
Un día, cuando era adolescente, hace ya muchos años, me di cuenta de que tenía una caries en uno de los dientes de atrás. Como conocía el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy desde que era niña, decidí tratar esa condición con la Ciencia Cristiana.
Conocí la Ciencia Cristiana cuando era adolescente. En aquella época tenía hemorragias nasales siempre que estaba bajo los rayos del sol o el día era muy caluroso.
El año pasado, estaba yo un día en la parte superior de una escalera de seis escalones tratando de sacar una valija grande de un ropero, cuando de pronto perdí el equilibrio, caí al suelo y la valija se me cayó encima. La misma tenía adentro una maleta más pequeña y era relativamente pesada.
¡Una ciudad de nueve millones de habitantes! Me pregunto cuánta gente pensará dos veces antes de ir a una zona que le es desconocida, o tendrá temor de perderse en el camino o que la asalten. Cuando veo por televisión imágenes que me infunden un sentido de inseguridad de la ciudad en que vivimos, busco refugio en los pasajes inspirados de la Biblia, que nos muestran que Dios es el poder que gobierna y cuida de todos nosotros.