
Relatos de curación
Hace poco tuve una experiencia que me hizo entender que la Ciencia Cristiana nos brinda su ayuda inmediata en todo momento. Estaba en mi casa, instalando el tubo de una cortina, cuando al empujar con fuerza una parte para que entrara en una ranura muy estrecha, mi dedo pulgar y la uña se dieron totalmente vuelta al revés.
Quiero expresar mi gratitud por una curación que tuve hace muchos años. Fue en los años 70 cuando, un día, durante mi acostumbrado aseo matinal, descubrí un cambio inusual en una parte de mi cuerpo.
Hace tres años, mi marido y yo decidimos vender el apartamento donde habíamos estado viviendo durante 13 años. Habíamos reservado dinero para responder a otros compromisos, y otra parte para comprar una nueva propiedad.
En el invierno de 2013, tuve tos y catarro durante dos semanas, pero pude trabajar. No me pareció necesario orar, pero me alegré cuando desaparecieron los síntomas.
Quiero relatar mi testimonio para demostrar a todos aquellos que son nuevos en la Ciencia Cristiana que para sanar no es necesario tener una comprensión avanzada de la Verdad. La confianza que ponemos en Dios y en Su supremacía siempre puede liberarnos, como hizo en mi caso.
Empecé a estudiar la Ciencia Cristiana hace más de 25 años. En esa época, estaba criando sola a mi hijo de 4 años, y enfrentando algunos problemas físicos.
Un lunes, a principios del 2012, estaba en el trabajo cuando empecé a sentirme mal. Cuando llegué a casa me di cuenta de que tenía fiebre.
Puede ser una tentación pasar por alto las noticias sobre actos de intimidación. Esos informes a veces pueden darnos miedo y hacernos pensar que estamos demasiado lejos como para poder dar una respuesta útil.
En diciembre de 2006, nuestra hija, Angélica, tenía once meses de edad. Una noche, de pronto al tocarla notamos que estaba muy caliente.
Una mañana mi hija menor despertó con mucho dolor de garganta, y le dolía parte de la cara. Cuando fui con su hermana a la escuela para explicarle a la maestra por qué mi hija menor no asistiría a clase, me enteré de que en la escuela había una epidemia de paperas.